Investigación en Juventudes:
Vol. 7, Núm. 1, 2020
Revista del Consejo de la Persona Joven
ISSN: 2215 4442
Páginas: 102-128
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1
Antropólogo social. Consejo de la Política Pública de la Persona Joven, Costa Rica. jsegura@cpj.go.cr
Personas Jóvenes y Situaciones de Violencia Directa en Costa Rica
Young People and Direct Violence Situations in Costa Rica
Recepción: 07 de julio de 2020
Aprobación: 31 de agosto de 2020
Jorge E. Segura Arias
1
La violencia directa comprende un conjunto amplio de prácticas socioculturales que afectan la vida cotidiana
de un gran número de personas, es parte y expresión de la violencia estructural y cultural. El artículo tiene
como propósito presentar un panorama general de la violencia directa en la población joven en Costa Rica.
Es un estudio descriptivo y se construye a partir de información de la Tercera Encuesta Nacional de
Juventudes 2018. La población de estudio está conformada por personas jóvenes en un rango de edad entre
15 a 35 años que han sufrido alguna situación de violencia y/o discriminación o han ejercido violencia contra
mismas o hacia otras personas. En este estudio se describen diferentes formas de violencia física,
psicológica, patrimonial, sexual y discriminación, en centros educativos, en relaciones de pareja, en el
ámbito familiar, y otros espacios sociales. Los resultados muestran una población joven que sufre
situaciones de violencia directa en distintos entornos sociales y en diversas magnitudes, en los cuales los
hombres jóvenes y adolescentes son objeto de actos violentos en mayores porcentajes que las mujeres
jóvenes u otros grupos de edad, respectivamente.
Palabras clave: Juventudes, adolescentes, violencia, violencia directa, acoso escolar, discriminación,
familia, relaciones de pareja, suicidio.
Direct violence comprehends a wide field of sociocultural practices that affect everyday life of a large
number of young people, it is part and expression of structural and cultural violence. The aim of this article
is to present a general overview of direct violence on young people of Costa Rica. It is a descriptive study
and has being built on data of Third National Survey of Youth 2018. The sample population is composed
by young people 15 to 35 years old that has suffered discrimination and violence situations or has violence
against themselves or other people. The study describes different kinds of physic, psychological,
patrimonial, sexual and discrimination, that occur in educative centers, couple relationships, families and
other social spaces. The results show a young population that suffer direct violence situations in different
dimensions in social spaces mentioned, in which young men and adolescents are object of violence acts in
large percentages than young women and other age groups, respectively.
Keywords: Young people, adolescents, violence, direct violence, bullying, discrimination, family, couple
relationships, suicide.
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I. PRESENTACION
La población joven en su diario vivir y en el cuso de su vida afrontan diversas circunstancias
dentro de las cuales se encuentran acciones de violencia en las relaciones sociales y en la
interacción que despliegan. Estas situaciones conllevan un efecto de vulneración y menoscabo de
las condiciones de existencia para las personas jóvenes denostadas.
En este sentido la violencia se concibe como “(…) afrentas evitables a las necesidades humanas
básicas, y más globalmente contra la vida, que rebajan el nivel real de la satisfacción de las
necesidades por debajo de lo que es potencialmente posible. Las amenazas de violencia son
también violencia.” (Galtung, 1989, p.9).
Los centros de estudio, la familia y la pareja, los lugares de trabajo, las redes sociales de internet
y la calle constituyen espacios de interacción y relacionamiento en los cuales las personas jóvenes
afrentan injurias, agresiones y discriminación. En algunos espacios se reconocen con precisión las
personas que cometen los actos de violencia y en otros casos no se identifican quienes dan un trato
degradante a la población joven.
La investigación de la violencia vinculada a las juventudes en Costa Rica presenta diferentes
abordajes, algunos de ellos son estudios sobre delitos (COMESCO, 2019b), el suicidio
(COMESCO, 2019a; Arroyo, H. y G. Herrera, 2019), otros se enfocan en las personas jóvenes
privadas de libertad (Araya, 2016), el bullying (Arias-Sandoval, 2018), desmitificación de la
violencia (González, 2011), noviazgo adolescente (Fernández-Fuertes y otros, 2015).
Otras miradas se encuentran en políticas públicas, planes y programas vigentes orientados a la
prevención; algunos se dirigen de manera directa a la población joven y otros tienen un carácter
general para la población y comprenden a las personas jóvenes (Ministerio de Justicia y Paz, 2019;
Instituto Nacional de las Mujeres, 2017; Consejo de la Persona Joven, 2020); en protocolos de
atención de diferentes situaciones de violencia (Ministerio de Justicia y Paz, 2018; Ministerio de
Educación Pública, 2017). Además, el país cuenta con legislación de diversa índole relacionada
con la sanción de actos violentos y el reconocimiento de los derechos humanos.
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La violencia tiene incidencia sobre la vida misma, tanto en lo físico, psicológico, emocional,
social y patrimonial. El conocimiento y la distinción de diferentes espacios en donde se presentan,
las diversas formas en que se materializa y los rasgos de la población joven que la sufre, podrían
contribuir a orientar políticas públicas, promover relaciones sociales saludables o no violentas,
fortalecer capacidades de las poblaciones afectadas, crear espacios y relaciones seguras, libres de
violencia, equidad y disfrute de derechos, para el conjunto de la población, y de manera particular
sobre las personas jóvenes que la sufren en sus múltiples formas.
Bajo esta perspectiva se plantea como problema de estudio ¿Cuál es la magnitud de la
incidencia de la violencia directa y discriminación, según la Tercera Encuesta Nacional de
Juventudes? ¿Qué características adquiere? ¿Qué características presenta la población joven en
torno a la violencia, según el sexo, el grupo de edad, o el tipo de relación? ¿Afecta por igual a
hombres y mujeres la violencia directa en diferentes espacios? ¿Cuáles espacios sociales presentan
los mayores porcentajes? ¿Constituyen espacios de protección la familia, la pareja o los centros
educativos?
Con el estudio se propone ofrecer un panorama general de las modalidades de violencia directa
y discriminación, denostadas o ejercidas por las personas jóvenes, en torno a las características de
la población, los espacios en donde acontece y las formas en que se materializa.
Para el desarrollo del texto se presentan diferentes acápites. En primer lugar se expone la
metodología empleada, y como segundo punto una conceptualización necesaria para comprender
la violencia más allá de sus expresiones concretas. En tercer lugar, se describen las características
sociodemográficas de la población de estudio. Posteriormente se presentan diferentes apartados
con los resultados de la investigación detallando los datos sobre violencia directa en sus diferentes
manifestaciones. En cuarto lugar, violencia y discriminación en centros educativos. El quinto
punto tiene que ver con las violencias en las relaciones de pareja, y como sexto aspecto del análisis
versa sobre la violencia en las relaciones de familias. En sétimo lugar, discriminación y violencia
en espacios tales como centros de trabajo, las redes sociales de internet y en la calle. El apartado
octavo muestra el ejercicio de violencia por parte de mujeres y hombres jóvenes contra otras
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personas, y en el noveno acápite se presenta la violencia autoinfligida. Finalmente, se exponen
algunas consideraciones a manera de conclusión.
II. METODOLOGÍA
A partir de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes realizada en Costa Rica en el 2018
2
se
construyó una población de estudio comprendida por todas las personas jóvenes de 15 a 35 años
de edad que han sufrido alguna situación de violencia y/o discriminación, y que la han ejercido,
contra sí mismas o contra otras personas.
La selección de la población de estudio y las preguntas de referencia conllevó la escogencia de
las variables correspondientes a diferentes manifestaciones de violencia directa circunscritas a los
entornos o espacios consultados por la encuesta, dentro de los cuales están los centros educativos,
la relación de pareja, la convivencia familiar, la vinculación con espacios laborales, y la exposición
a redes sociales de internet, la calle; además del propio cuerpo y relaciones con otras personas.
El objetivo general del presente estudio es describir y analizar diversas situaciones de la
violencia directa, incluyendo el ejercicio de ésta en personas jóvenes de 15 a 35 años con el fin de
evidenciar la magnitud y rasgos de su incidencia en esta población. De manera específica se plantea
determinar algunas tendencias en las personas jóvenes que han sufrido violencia y discriminación;
examinar el ejercicio de violencia, autoinfligida y hacia otras personas, por parte del grupo etario
en estudio.
La violencia y discriminación sufridas y las acciones de violencia ejercidas por la población en
análisis se conceptualizó y examinó bajo la noción de violencia directa planteada por Johan
Galtung (1989), y se organizaron alrededor de los entornos o espacios indicados con anterioridad.
Las situaciones de violencia directa se clasifican en distintas modalidades: física, sexual,
psíquica, verbal y psicológica, y patrimonial. Se agrega la discriminación como una forma de
violencia. De igual manera comprende la violencia contra otras personas y autoinfligida.
2
Los objetivos de la encuesta, las características del marco muestral, el diseño y tamaño de la muestra, y el
cuestionario se pueden revisar en Tercera Encuesta Nacional de Juventudes: Informe de Principales resultados (CPJ,
2018).
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III. LA VIOLENCIA DIRECTA EN EL CONJUNTO DE LAS VIOLENCIAS
Galtung (1989) ofrece un marco general para el análisis de las situaciones abordadas en este
estudio, dado que posibilita integrar y relacionar concepciones y prácticas que lesionan la vida de
las personas. El autor plantea tres tipos de violencia, estrechamente relacionados entre sí, violencia
cultural, violencia estructural y violencia directa. No obstante, el referente central del artículo,
conceptual y operativo, es la violencia directa en los espacios de interacción en los cuales
confluyen las personas jóvenes, sin dejar de lado la vinculación con los aspectos estructurales y
culturales de la cual son parte y expresión directa.
En cuanto al concepto de violencia cultural el autor la define en el ámbito simbólico y a la vez
establece su relación con las otras clases:
Por violencia cultural queremos decir aquellos aspectos de la cultura, el ámbito simbólico
de nuestra existencia (materializado en religión e ideología, lengua y arte, ciencias
empíricas y ciencias formales lógica, matemáticas), que puede utilizarse para
justificar o legitimar violencia directa o estructural (Galtung, 1989, p.7).
Además del rasgo legitimador de los otros tipos de violencia, “(…) la violencia cultural es una
constante, una permanencia (Galtung, 1977: cap. 9), que se mantiene básicamente igual durante
largos períodos, dadas las lentas transformaciones de la cultura básica.” (Galtung, 1989, p.12); y,
por otro lado, La violencia cultural hace que la violencia directa y la estructural aparezcan, e
incluso se perciban, como cargadas de razón o por lo menos no malas—.” (Galtung, 1989, p.8).
Dentro del ámbito simbólico, es decir el de la cultura, la violencia encuentra o se vale de
referentes para perpetuarla, concomitantes con las situaciones de violencia que viven las personas
jóvenes, sean estructurales o directas.
La violencia estructural, en rminos tipológicos y en correspondencia con cuatro necesidades
básicas y su negación, Galtung la describe como: “Explotación A” en negación de la necesidad de
supervivencia; “Explotación B” en contraposición a la necesidad de bienestar; penetración,
segmentación en contraste con la identidad, necesidad de representación; y “marginación,
fragmentación” en negación a la necesidad de libertad (Galtung, 1989, p.10).
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Para este autor la explotación es la pieza central de la estructura violenta. Se ejemplifica de la
siguiente manera para cada una de las formas de explotación a que refiere: “Los de abajo pueden
estar de hecho en tal desventaja que mueren (de hambre, desgastados por las enfermedades):
explotación A. O pueden quedar en un estado permanente, no deseado, de miseria, que suele incluir
malnutrición y enfermedades: explotación B.” (Galtung, 1989, p.11).
Por su parte, la penetración es la “implantación de los dominantes en el interior de las personas
dominadas” y la segmentación trabaja para “proporcionar a la parte de abajo una visión muy
parcial de lo que ocurre.” (Galtung, 1989, p.11).
En relación con la marginación, esta consiste en “dejar fuera a la parte inferior” y la
fragmentación en “mantener a las personas de esa parte de abajo separadas entre sí”. (Galtung,
1989, p.11).
La violencia estructural remite a condiciones de inequidad, sujeción, desigualdad y exclusión
de las personas para la satisfacción de necesidades, entonces para el ejercicio de derechos políticos,
sociales y económicos.
La violencia directa, al igual que la violencia estructural, es conceptualizada de manera
taxonómica y descriptiva, a partir de su relación con cuatro necesidades humanas básicas y su
negación: “necesidad de supervivencia (negación: muerte, mortalidad); necesidad de bienestar
(negación: sufrimiento, falta de salud); identidad, necesidad de representación (negación:
alienación); y necesidad de libertad (negación: represión).” (Galtung, 1989, p.9).
En consecuencia, Galtung refiere la violencia directa en términos de muerte, de negación a la
supervivencia; de mutilaciones, acoso, sanciones y miseria en contraste con el bienestar; la
desocialización, resocialización y ciudadanía de segunda en contracara con la identidad y
finalmente la represión, la detención y la expulsión en contraste con la libertad. (Galtung, 1989,
p.10).
En términos temporales la violencia directa “es un acontecimiento”, y es “eventual” (Galtung,
1989, p.12).
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Y (…) visible al ojo desnudo y al empirismo de a pie, está el estrato de la violencia directa
con todo su historial de crueldad directa perpetrada por seres humanos contra otros seres
humanos y contra otras formas de vida y de la naturaleza en general (Galtung, p.13, 1989).
En síntesis de lo anterior, para el autor la negación de las necesidades básicas a través de la
violencia directa se expresa en actos en “actos de violencia directa”, de “crueldad directa” se
evidenciada en actos de “muerte”, “sufrimiento”, “alienación” y “represión”.
Las afrentas de violencia estructural y directa conminan las necesidades humanas y la vida
misma de la población joven, aspecto que remite directamente a vincular la violencia como
agravios a los derechos humanos de las personas jóvenes, es decir al incumplimiento, negación,
privación o violación a derechos reconocidos y judicializados en diferentes instrumentos
internacionales y nacionales, de manera particular sancionados en la Convención Iberoamericana
de Derechos de los Jóvenes (Asamblea Legislativa, 2007).
Además de la conceptualización de la violencia directa anotada, la OPS la define de la siguiente
manera:
El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno
mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de
causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (OPS,
2003, p.5).
Diferentes actos de violencia directa son interrogados en la Tercera Encuesta Nacional de
Juventudes y constituyen el referente empírico de las situaciones que viven, suceden y se inscriben
en el curso de vida de las personas jóvenes.
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Estas distintas formas de crueldad directa se pueden denominar física
3
, verbal, psicológica
4
,
patrimonial
5
, sexual
6
, el bullying
7
o acoso escolar y las diversas maneras del trato desigual de la
discriminación
8
. Asimismo, se consideran la ideación suicida y los intentos de suicidio.
IV. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
La población de estudio comprende 1.400.477 personas jóvenes de 15 a 35 años en Costa Rica
que han sufrido alguna situación de violencia y/o discriminación o han ejercido violencia contra sí
mismas o contra otras personas. Representa el 77.98% de la población total de personas jóvenes
del país con las edades mencionadas (1.795.772). Sobre este conjunto y los rasgos en torno a las
violencias señalados se construye el estudio. Las características sociodemográficas de las personas
jóvenes comprendidas en el presente artículo se resumen en el Cuadro No. 1.
Está compuesta por 54% de mujeres y 46% de hombres. La cantidad de mujeres que reportan
haber sufrido violencia y/o discriminación y han ejercido violencia es 8% mayor que la de hombres
jóvenes.
3
c) Violencia física: Acción u omisión que arriesga o daña la integridad corporal de una persona. (Asamblea
Legislativa, 1997)
4
b) Violencia psicológica: Acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos,
creencias y decisiones de otras personas, por medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta,
humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la
autodeterminación o el desarrollo personal. (Asamblea Legislativa, 1997)
5
e) Violencia patrimonial: Acción u omisión que implica daño, pérdida, transformación, sustracción, destrucción,
retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o
recursos económicos destinados a satisfacer las necesidades de alguna de las personas mencionadas en el inciso a)
anterior. (Asamblea Legislativa, 1997)
6
d) Violencia sexual: Acción que obliga a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar
en otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje, soborno, manipulación,
amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal. Igualmente, se considerará violencia
sexual el hecho de que la persona agresora obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas.
(Asamblea Legislativa, 1997)
7
El bullying o intimidación entre pares es una construcción social multidimensional que se alimenta de la cultura del
miedo; se manifiesta en abuso físico, psicológico, dominio o control y una expresión asimétrica de poder durante las
interacciones sociales que se desarrollan dentro de los espacios educativos o fuera de ellos. Utiliza formas de violencia
por medio del lenguaje oral, gráfico, escrito y simbólico con la clara intención de dañar, ofender y humillar en forma
reiterada al “otro ser”, a fin de someterlo. A la vez, este fenómeno tiene consecuencias devastadoras en la autoestima,
en la salud mental y física de menores de edad.” (Arias-Sandoval, 2018, p.14)
8
“…la discriminación puede ser definida como una conducta, culturalmente fundada, y sistemática y socialmente
extendida, de desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma
relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y libertades
fundamentales.” (Carbonell y otros, 2007, p.67).
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De conformidad con el estado civil de la población joven el 60,7 % está soltera, 36.3% casada
y en unión libre, 3% viuda, separada o divorciada.
El 44,3% de las personas jóvenes estudian actualmente, en tanto que un 55,6% no lo hace. El
22,7% tiene enseñanza primaria o menos, 54,8% cuenta con algún nivel de secundaria y el 22,4%
posee alguna formación universitaria.
En términos de la situación de trabajo el 49.6% labora, en tanto que el 50.4% no tienen un
trabajo remunerado.
La población de estudio mantiene proporciones similares a la composición, rasgos y
distribución de la población joven comprendida en la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes
(CPJ, 2018, pp.23-24), a excepción de la composición por sexo en la cual se observan diferencias
importantes con una proporción mayor de mujeres jóvenes.
Cuadro No. 1.
Personas jóvenes de 15 a 35 años que han sufrido violencia y discriminación, o
han ejercido violencia, según características sociodemográficas. Costa Rica,
2018
Características
Absolutos
Relativos
Sexo
Hombre
644.375
46,0
Mujer
756.101
54,0
Grupos de edad
15 a 17 años
200.251
14,3
18 a 24 años
497.747
35,5
25 a 29 años
339.217
24,2
30 a 35 años
363.262
25,9
Estado civil
Soltero
850.010
60,7
Casado
210.885
15,1
Unión libre
296.893
21,2
Separado, divorciado, viudo
42.689
3.0
Estudia actualmente
620.055
44,3
No
779.326
55,6
Escolaridad
Primaria o menos
318.575
22,7
Secundaria
767.812
54,8
Universitaria
314.090
22,4
Trabaja
695 012
49,6
No
705 464
50,4
Total de la población
1.400.477
100,0
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes
2018
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V. VIOLENCIAS Y DISCRIMINACIÓN EN LOS CENTROS EDUCATIVOS
La violencia entre pares en los centros educativos, en los cuales han estudiado las personas
jóvenes, se presenta de distintas maneras de bullying, acoso o intimidación; sucede en forma
reiterada por algún periodo, por parte del estudiantado. Distintas prácticas evidencian el bullying
en los espacios educativos, pueden ser mediante formas de violencia física, psicológica,
patrimonial o sexual. Una característica del bullying, a diferencia de las otras formas presentadas,
es su ejercicio por parte de pares, quienes en su mayoría podrían ser personas jóvenes.
Dos de las situaciones de bullying con los porcentajes más altos en este estudio son la
propagación de rumores, por un lado, y los insultos, gritos, amenazas, por otro lado (violencia
psicológica). En cuanto a la propagación de rumores en los centros educativos lo han sufrido el
16,5% (231.420) de las personas jóvenes, en proporciones similares por sexo: el 16,3% (104.791)
los hombres jóvenes y 16,8% (126.628) de las mujeres jóvenes). Se presentan porcentajes mayores
en las personas adolescentes, 23,4% (46.808), y en jóvenes con edades entre 18 y 24 años, 16,9%
(84.053) que al interior de los otros grupos de edad.
La violencia psicológica y verbal (insultos, gritos, amenazas) ha sido sufrida por el 16,6%
(232.053) de la población joven del estudio. De los hombres el 19,1% (123.155) lo ha manifestado
y el 14,4% (108.898) de las mujeres. Las personas adolescentes lo expresan en un 22,6% (45.290)
de esta población.
Otras prácticas de acoso escolar de orden psicológico y físico afectan en porcentajes similares
a la población del estudio, seguidamente se detallan estos aspectos. La violencia psicológica
mediante burlas por la apariencia física o el color de piel son expresadas por 9,5% (132.352) de
las personas jóvenes. De los hombres jóvenes el 9,6% (62.165) y de las mujeres jóvenes 9,3%
(70.187) han sufrido esta forma de violencia. En los grupos de edad acontece en porcentajes
mayores en adolescentes, 12,5% (25.092), en relación con los otros grupos de edad.
La violencia física (golpes, patadas, pellizcos, empujones) es reportada por 9,4% (132.183) de
las personas jóvenes. En términos del sexo el 12,5% (80.510) de hombres y el 6,8% (51.673) de
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mujeres han experimentado esta manera de bullying. Los porcentajes son mayores en adolescentes
y en jóvenes con edades entre 30 y 35 años, 13,1% (26.322) y 9,9% (35.950), respectivamente.
De las personas jóvenes el 9,1 % (127.754) señala ser ignorado, rechazado o aislado por parte
de sus pares en los centros en los cuales han cursado estudios. Al interior de hombres jóvenes
ocurre en un 9,4 % (60.717) y 8,9% (67.037) al interior de mujeres jóvenes. Esta forma de violencia
sucede para 11,9% (23.826) de adolescentes entre 15 y 17 años y para un 9,3% (46.391) de quienes
tienen entre 18 a 24 años, porcentajes más altos entre los diferentes grupos de edad.
La violencia patrimonial es señalada por 6,6% (92.265) de las personas jóvenes del estudio.
8,0% (51.617) de hombres y 5,4% (40.648) de las mujeres jóvenes menciona que le quitaron o
rompieron sus pertenencias o dinero. Las personas adolescentes presentan el porcentaje más alto,
9,3% (18.523), junto al grupo de edad de 30 a 35 años con un 7,5% (27.069).
Los datos sobre el acoso escolar muestran una tendencia hacia las personas adolescentes como
el grupo de edad agraviado en mayores proporciones en las seis situaciones de bullying expuestas,
aun cuando se haya presentado en todos los grupos de edad. Es posible que la visibilización de
esta forma de violencia en años recientes constituya un insumo para el reconocimiento de estas
prácticas bajo esa concepción por parte de las personas jóvenes.
Otra tendencia observada es que son los hombres jóvenes quienes manifiestan porcentajes
mayores de acoso escolar, en seis situaciones indagadas, incluso cuando también se presente al
interior de la población de mujeres jóvenes. Esta tendencia en los hombres jóvenes podría estar
relacionado con patrones de comportamiento e intercambio (ejercicio de violencia) de tales
prácticas entre hombres, las maneras de enfrentarlas, asociadas a concepciones de masculinidad
basada en el poder, y estereotipos en la construcción social del género, por tanto, en relación con
violencias culturales y estructurales.
Por otra parte, en cuanto a la discriminación en centros educativos se observa que el 12%
(168.458) de las personas jóvenes ha sentido alguna situación de discriminación (sin distingo de
la persona que la ejerce) en los centros en los cuales han estudiado. En términos de sexo se
presentan porcentajes similares (12,0%) entre hombres (77.417) y (12,0%) mujeres (91.041). Las
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proporciones son mayores en adolescentes, 17,9% (35.944) y en el grupo de 18 a 24 años de
edad, 13,5% (67.202) que en las otras cohortes. Estos tratos desiguales inciden en el disfrute del
derecho a la educación y a una convivencia positiva.
Además, en relación con el acoso sexual el 4,7% (65.383) de las personas jóvenes lo han
experimentado en los centros educativos en los cuales han estudiado, sin distinción de la persona
que lo ejerce, y un 6,2% (46.707) de las mujeres lo han vivido y un 2,9% (18.676) de los hombres.
VI. VIOLENCIAS EN LAS RELACIONES DE PAREJA
De las personas jóvenes que han sufrido alguna situación de violencia y/o discriminación o han
ejercido violencia contra mismas o contra otras personas de la población de estudio un 56,6%
(792.995) tiene una relación de pareja, la cual puede ser de noviazgo, anda con alguien, de unión
libre o de matrimonio.
Los datos de convivencia muestran que el 37,5% (296.987) de las personas jóvenes que tienen
pareja viven en unión libre; un mayor porcentaje de hombres jóvenes, 38,9% (184.442) en
comparación con mujeres jóvenes, 35,3% (112.545) tiene este tipo de pareja; asimismo un 26,8%
(212.281) de las personas jóvenes tiene una relación de pareja de tipo matrimonio, el 20,1%
(64.018) de hombres, y el 31,3% (148.263) de las mujeres.
El noviazgo es señalado por un 31,0% (245.575) de las personas jóvenes, de ellas un 37,4%
(119.290) son hombres y un 26,7% (126.285). Finalmente, 6,8 % (21.551) de las personas jóvenes
anda con alguien, un 4,3% (33.993) de las mujeres y un 2,6% (12.442) de hombres. En el gráfico
No. 1 se presentan las relaciones de pareja de la población joven.
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Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes 2018.
Ahora bien, la vivencia de las diferentes formas de violencia en las relaciones de pareja de las
personas jóvenes tiene los siguientes rasgos.
La revisión del celular por parte de la pareja es la práctica con mayores porcentajes. Sucede a
29,5% (234.075) de las personas jóvenes, a un 34,3% (109.464) de hombres y un 26,3% (124.611)
de mujeres. Este acto de violencia psicológica acontece en todas las formas de relación de pareja;
sin embargo, se da en mayor proporción en quienes viven en unión libre, el 36,3% (107.689).
Otras de las situaciones de violencia psicológica en la pareja constituyen la prohibición a tener
amigos, gritos, insultos, o humillaciones, sentirse incomodo porque su pareja quiere verle
constantemente o le llama por teléfono sin importar la hora del día o de la noche.
La prohibición a tener amigos es sufrida por el 8,4% (66.249) de la población joven que tiene
pareja, por un 11,2% (35.785) de los hombres jóvenes y 6,4% (30.465) de las mujeres jóvenes.
Esta limitación sucede en mayor porcentaje para quienes andan con alguien 14,3% (4.871), y en
relaciones de matrimonio acontece para un 8,9% (18.875).
4.3%
26.8%
31.0%
37.5%
0.5%
Gráfico No. 1.
Personas jóvenes de 15 a 35 años que han sufrido violencia y
discriminación, o han ejercido violencia, según tipo de relación de
pareja. Costa Rica, 2018
Anda con alguien Matrimonio Noviazgo Unión libre NS/NR
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La violencia verbal y psicológica es sufrida por 7,3% (57.832) de las personas jóvenes, las
cuales expresan que alguna vez su pareja le ha gritado, insultado, o humillado, un 7,6% (24.256)
de hombres y un 7,1% (33.576) de las mujeres. Estas prácticas suceden en mayor porcentaje en las
relaciones de pareja de anda con alguien 11,5% (3.917) y unión libre 9,6% (28.471).
El 6% (47.719) de las personas jóvenes expresan que su pareja le ha hecho sentir incomodo
porque quiere verle constantemente o le llama por teléfono sin importar la hora del día o de la
noche, 8,8% (28.129) de los hombres y 4,1% (19.591) de las mujeres. Sucede en mayor porcentaje
entre quienes tienen una relación de anda con alguien, 13,9% (4.742) y en noviazgo 6,9%.
(16.891).
Otras formas de violencia son: la pareja se ha molestado porque la persona joven estudia o
trabaja, le ha prohibido vestir de cierta forma, de acuerdo a su gusto y la agresión física (le ha
empujado, golpeado, o le ha hecho algún daño físico). El 4,4% (35.042) expresa que su pareja
alguna vez se ha molestado porque estudia o trabaja, 4,6% (14.712) de hombres y 4,3% (20.330)
de las mujeres. Ese aspecto sucede en mayor medida entre quienes viven en unión libre 7,0%
(20.856).
Las prohibiciones para vestir de cierta forma, de acuerdo a su gusto, por parte de la pareja
sucede para un 4,1% (32.650) de las personas jóvenes. En términos de sexo, estas vejaciones a la
autonomía a la toma de decisiones sobre la vestimenta la vivencian el 4,4% (20.644) de las mujeres
y el 3,8% (12.006) de los hombres. Los mayores porcentajes según el tipo de relación se presentan
entre quienes andan con alguien, 9,4% (3.199), y viven en unión libre, 5,4% (15.924).
Por su parte, el 4,3% (12.798) que viven en unión libre, el 3,3% (1.120) cuya relación es anda
con alguien, el 2,7% (5.709) en matrimonio y el 1,3% (3.266) en noviazgo, expresan que su pareja
alguna vez le ha empujado, golpeado, o le ha hecho algún daño físico.
De las diferentes formas de violencia directa en las relaciones de pareja, siete de ocho de las
situaciones descritas tienen mayores porcentajes en hombres jóvenes, a excepción de una de ellas
la sufren en mayor medida en mujeres jóvenes. Las diferentes modalidades de violencia acontecen
en todos los tipos de relación de pareja que tienen las personas jóvenes, sin embargo, cinco de las
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situaciones consultadas suceden en mayor porcentaje en relaciones de unión libre, tres de ellas
entre quienes tienen una relación de anda con alguien, y una situación en relaciones de matrimonio
y noviazgo.
VII. VIOLENCIAS EN LAS FAMILIAS
Las situaciones de violencia directa se presentan al interior de los diferentes tipos de familias
que integran y de las cuales son parte personas adolescentes y jóvenes. Las familias se han
agrupado en torno a las personas jóvenes, según las relaciones de afinidad y consanguinidad y la
presencia de otras, incluyendo no familiares. De esta manera los tipos son: familia de crianza
9
,
familia propia
10
y familias de base unipersonal
11
.
Las personas jóvenes que conviven con otras personas, excluyendo a quienes viven solas,
constituyen el 97,7% (1.368.000) de la población de estudio. De estas, el 47.8% (654.495) convive
con su familia de crianza, el 46.7% (638.981) tiene una familia propia y el 5.4% (74.524) tiene
una familia de base unipersonal. Para el análisis de las manifestaciones de violencia en el caso de
las familias de base unipersonal, se consideran únicamente aquellas en las cuales conviven otras
personas (Gráfico No. 2).
9
Por familias de crianza se comprende cuando la persona joven habita con uno o dos de sus progenitores, con o
sin hermanos, con o sin otros parientes y con o sin otros no familiares (sean familias nucleares, monoparentales,
extensas o compuestas)” (Segura, 2014, p.129).
10
“Las familias propias incluyen las conformadas por la persona joven con o sin pareja, con o sin hijos, con otros
familiares, con otros no familiares (sean familias nucleares, monoparentales, extensas o compuestas)” (Segura,
2014, p.129).
11
“Las familias de base unipersonal se integran por la persona joven, otros familiares (unipersonal, no familiar,
extenso sin núcleo, compuesta sin núcleo).” (Segura, 2014, p.129).
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Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes
2018.
El 7,4% (101.538) de las personas jóvenes han recibido violencia psicológica mediante
limitaciones para vestir, salir, o andar con familia, amigos o pareja por parte de las personas que
viven en su casa. Estas limitaciones han sido recibidas por 10,0% (65.494) de quienes viven con
la familia de crianza.
La violencia física mediante golpes, jalones del pelo, pellizcos, empujones ha sido recibida por
un 3,4% (46.148) de las personas jóvenes. Según el tipo de familia estas agresiones acontecen para
un 4,6% (30.095) de quienes viven con la familia de crianza, proporción mayor en los diferentes
tipos de familia.
Actos de violencia verbal y psicológica mediante gritos, insultos, humillaciones, amenazas
han sido recibidas por 5,9% (80.063) de las personas jóvenes. Sucede al 6,2% (39.672) de quienes
viven en una familia propia, y al 6,1% (39.890) de jóvenes en su familia de crianza.
Otras situaciones de violencia sufridas por las personas jóvenes evidencian un 4,0% (56.513)
ha sentido discriminación en la relación de pareja o en la familia; un 3,9% (54.932) de la
población joven ha vivido acoso sexual en la familia, actos que suceden para un 6,1% (46.298)
de las mujeres y un 1,3% (8.634) de los hombres.
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La violencia al interior de las familias en las cuales conviven las personas jóvenes acontece en
los tres tipos de familia presentados, no obstante, en las familias de crianza, se presentan en
mayores porcentajes de violencia física, patrimonial, verbal y psicológica las cuales podrían ser
originadas por sus progenitores o hermanos, y en las familias propias suceden en mayor medida
las agresiones verbales y psicológicas, las cuales podrían provenir de las parejas.
En las relaciones familiares las diferentes modalidades de violencia podrían suceder de manera
simultánea, o bien, unas podrían llevar a otras situaciones presentadas, dada la interacción
cotidiana en sus casas de habitación, afectando la convivencia, la seguridad y protección de las
personas jóvenes y la dinámica familiar.
VIII. DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIAS EN CENTROS DE TRABAJO, REDES
SOCIALES DE INTERNET Y EN LA CALLE
Las personas jóvenes enfrentan situaciones de violencia y discriminación en otros espacios
distintos a los presentados con anterioridad (la pareja, la familia, los centros educativos), dentro
de los cuales se indagan los centros de trabajo, las redes sociales de internet y la calle.
Un 12,6% (177.120) de las personas jóvenes del estudio manifiestan haber sentido
discriminación al buscar trabajo o en sus centros de trabajo; un 14,2% (91.462) de los
hombres jóvenes y un 11,3% (85.658) de las mujeres jóvenes. Se observan mayores porcentajes
en los grupos de mayor edad en relación con los que les anteceden, de esta manera el 2,8% (5.631)
de adolescentes entre 15 a 17 años, el 10,2% (50.534) de quienes tienen entre 18 a 24 años, el
14,3% (48.577) de jóvenes de 25 a 29 años y 19,9% (72.377) de 30 a 35 años, han sentido tratos
desiguales al buscar trabajo o en sus centros de trabajo. La búsqueda de empleo y la incorporación
en los espacios de trabajo se constituyen en espacios de discriminación para las personas jóvenes,
con independencia del sexo y de la edad. Esta situación se constituye en un obstáculo para su
incorporación al mundo de trabajo en condiciones de respeto, y para muchas personas jóvenes
podría ser en su primer empleo.
El 98,1% (1.374.129) de la población de estudio tiene acceso a internet por diversos medios:
celular prepago o pospago, casa de habitación, en centros educativos, en lugres de trabajo, en casa
de un familiar o amigo, o bien en café internet. El uso de internet en sus diferentes opciones
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conlleva también la reproducción de la violencia y discriminación en redes sociales de internet,
al igual que en las relaciones cara a cara.
De la población joven el 10,6% (148.846) ha recibido comentarios ofensivos. Sucede en
mayores porcentajes en hombres que en mujeres, 11,4% (73.646) y 9,9% (75.200),
respectivamente.
El 10,6% (148.822) de las personas jóvenes han sido amenazadas e insultadas por medios
electrónicos. El porcentaje de esta violencia psicológica es mayor en hombres, 11,9% (76.968),
que en mujeres, 9,5% (71.854).
El despojo de información personal en espacios digitales se constituye una modalidad de
violencia indicada por un 8,8% (123.848) de las personas jóvenes quienes manifiestan que les han
robado claves o suplantado su identidad en internet, situación acontecida en mayor número de
mujeres jóvenes 9,0% (67.792) que en hombres jóvenes 8,7% (56.056).
De las tres formas de violencia directa en las redes sociales de internet documentadas se observa
una tendencia a tener proporciones mayores de prácticas de violencia psicológica al interior de la
población de varones que de mujeres, éstas tienen mayor porcentaje de despojo patrimonial a partir
del uso de redes sociales de internet.
Otro de los espacios en los cuales el 13,1% (183.079) las personas jóvenes del estudio han
sentido discriminación es la calle, el 14,4% (92.687) de la población de hombres y el 12,0%
(90.391) de las mujeres. La calle es un espacio en donde la relación de discriminación es de un
desconocido, quizás el carácter anónimo o desconocido de la persona que realiza la discriminación
se cubre por ese anonimato o carácter de desconocido, en donde no tiene una relación de amigo o
pariente. Según los grupos de edad esta discriminación es mayor en jóvenes con edades entre 25 y
29 años, 14,1% (47.849), en el grupo de edad de 30 y 35 años es de 13,9% (50.525), y en el de 18
a 24 años es de 13,6%. (67.691). El desplazamiento con fines de trabajo, estudio, y recreación a
través de espacios públicos en función de la autonomía de los grupos de mayor edad los expone a
tratos desiguales por parte de quienes se confluyen en las vías públicas.
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La discriminación por amigos sucede para un 6,0% (83.759) de las personas jóvenes,
mencionado por 6,3% (40.481) de los hombres jóvenes y por un 5,7% (43.279) de las mujeres
jóvenes. Por grupos de edad las personas adolescentes presentan los porcentajes más altos, 8,5%
(17.082) de la población joven.
En relación con algunas prácticas de violencia de índole sexual contra las personas jóvenes se
consulta si han recibido miradas obscenas, o si les han gritado vulgaridades. Esta forma de
violencia es sufrida en mayor porcentaje por las mujeres jóvenes. Por un lado, 52,3% (732.771) de
la población de estudio ha recibido miradas obscenas, siendo reportado por un 67,6% (511.163)
de las mujeres jóvenes, y 34,4% (221.608) de hombres jóvenes. Se presenta el mayor porcentaje,
55,9% (189.659) de las personas jóvenes entre quienes 25 y 29 años.
A 58,1% (814.356) de las personas jóvenes les han gritado vulgaridades, 76,7% (579.955) de
las mujeres lo expresan, y a 36,4% (234.400) de los hombres jóvenes. Por grupos de edad, han
recibido palabras ofensivas en porcentajes mayores entre quienes tienen entre 18 y 24 años, 60,0%
(298.734). y 58,6% (117.263) en adolescentes y 58,2% (197.502) entre 25 y 29 años.
A pesar de que los hombres jóvenes experimentan violencia y discriminación en los espacios
descritos en este apartado, las formas de violencia sexual y patrimonial son sufridas en mayor
medida por mujeres jóvenes.
IX. EJERCICIO DE VIOLENCIA HACIA OTRAS PERSONAS
Las personas jóvenes admiten haber realizado, en el último año, diferentes hechos de violencia
física, patrimonial, verbal y psicológica hacia otras personas. Estas modalidades de agresión,
conceptualizadas dentro de la violencia directa, tienen como agente causante a integrantes de la
población joven.
Los actos de violencia verbal y psicológica hacia otras personas constituyen el mayor
porcentaje de injurias reconocidas por parte de la población de estudio. Ejercidos por un 28,5%
(399.755) de las personas jóvenes, por un 35,9% (231.266) de los hombres y un 22,3% (168.489)
de las mujeres, quienes aceptan haber insultado a alguien, haciéndole sentir mal. Estos agravios
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son cometidos por un porcentaje ligeramente mayor en los grupos entre 15 y 17 años y en el de 25
y 29 años, 30,1% (60.196) y 29,8% (101.103), respectivamente.
Las amenazas de violencia física contra otras personas son reconocidas por 12,7% (177.339)
de las personas jóvenes, y mencionadas por 17,7% (114.302) de los hombres y 8,3% (63.037) de
las mujeres. Son mayores los porcentajes de jóvenes al interior de los grupos de edad de 25 a 29
años, 14,4% (48.780) y 30 a 35 años, 14,5% (52.661) quienes admitieron haber amenazado a
alguien con pegarle.
La violencia física fue ejercida por 10,8% (150.637) de la población joven del estudio, 15,5%
(101.592) de hombres y 6,5% (49.045) de las mujeres. Por grupos de edad tiene porcentajes más
altos el grupo de edad de 15 a 17 años, 15,3% (30.630), quienes admiten haber agredido a otras
personas mediante golpes, cachetadas, patadas o empujones.
La violencia patrimonial, expresada en tomar objetos que no les pertenecen y decidir quedarse
con ellos es reportada por 2% (28.012) de las personas jóvenes, ejercida por el 3,5% (22.521) de
los hombres y el 0,7% (5.491) de las mujeres. 3,2% (6.470) en adolescentes y, 2,6% (8.977) en
jóvenes de 25 a 29 años.
El ejercicio de prácticas de violencia verbal y psicológica, amenazas y agresión física y
patrimonial evidencia su realización por parte de los hombres jóvenes, situaciones también
asociadas a concepciones de masculinidad basadas en el uso de la fuerza.
Si bien es cierto, algunas personas jóvenes se involucran en actos de violencia, no constituye un
rasgo exclusivo, ni distintivo o un aspecto generalizado para esta población. Estas percepciones
dejan de lado la violencia que reciben las personas jóvenes y su vulnerabilidad, y los contextos de
exclusión en los cuales se desenvuelven.
Los actos de violencia presentados son acciones que intervienen en la convivencia y en la
interacción social, sea con sus pares, personas cercanas, amistades, parejas, familiares, personas
en diferentes espacios o bien personas desconocidas.
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X. EJERCICIO DE VIOLENCIA CONTRA LA PROPIA INTEGRIDAD
La violencia autoinfligida
12
es explorada en dos sentidos, por un lado, en los deseos de quitarse
la vida y, por otro lado, el intento de suicidio por parte de las personas que han tenido ideas
suicidas.
El 12% (168.345) de la población de estudio expresa que alguna vez ha sentido deseos de
quitarse la vida, 11,1% (71.356) de hombres y 12,8% (96.989) de las mujeres. A pesar de la
uniformidad de los porcentajes al interior de los grupos de edad, son ligeramente mayores entre
quienes tienen entre 25 a 29 y 30 a 35 años, 12,8% (4 3.383) y 12,5% (45.317), respectivamente.
Por otro lado, el 6,8 % (95.045) de los y las jóvenes alguna vez ha intentado suicidarse. Un
6,2% (40.228) de hombres y un 7,2% (54.817) de mujeres. El porcentaje es mayor en el grupo de
edad de 30 a 35 años, 8,3% (30.226); sin embargo, está presente en todos los grupos de edad, con
porcentajes alrededor del 6% en los dos grupos de edad más jóvenes.
La violencia autoinfligida es un punto extremo y expresión de múltiples factores que dan
término a la vida. ¿es la expresión de otras violencias directas, estructurales, simbólicas?
Constituye la negación de la supervivencia, en la cual confluyen múltiples aspectos de orden
económico, social, discriminación, relaciones interpersonales, entre otros. Un estudio reciente
sobre suicidio en Costa Rica señala que:
(…) un alto riesgo de suicidio está asociado a sentimientos de desesperanza, enojo
reprimido e incontrolado, a la búsqueda de venganza, al actuar de modo imprudente o
riesgoso y sin meditar las consecuencias, a sentirse introvertido, al sentimiento de no tener
salida. El riesgo es también asociado al abuso de alcohol y drogas, al alejamiento de las
amistades, de la familia y del contacto social, a la ansiedad, a disturbios de sueño, solo por
citar algunos factores individuales (COMESCO, 2019, p.8).
12
“La violencia autoinfligida comprende el comportamiento suicida y las autolesiones. El primero incluye
pensamientos suicidas, intentos de suicidio —también llamados “parasuicidio” o “intento deliberado de matarse” en
algunos países y suicidio consumado. Por contraposición, el automaltrato incluye actos como la automutilación.”
(OPS, 2003, p.6).
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En el informe citado se resalta el ejercicio de violencia autoinfligida por parte de personas
jóvenes, estudiantes colegiales, universitarias, pero además personas aún dependientes. Además,
de las razones individuales se reconoce que la población joven está expuesta por la siguiente
consideración:
(…) a una mayor vulnerabilidad con respecto a otras. … está más expuesta y tienen menos
herramientas para hacer frente a situaciones de bullying, pocas competencias para hacer
frente a la frustración, también se apunta al escaso apoyo familiar, sobre todo, se acusa a
problemas vinculares donde la población adolescente y joven no encuentran eco a las
llamadas hechas a través de los gestos suicidas (COMESCO, 2019, p.21).
La carencia de recursos, herramientas, competencias y respaldos para hacer frente a hechos de
violencia sin duda apuntan al efecto de aspectos estructurales por falta de oportunidades para el
disfrute de sus derechos, por un lado, y al sufrimiento de prácticas violentas por parte de las
personas jóvenes.
XI. CONSIDERACIONES FINALES
En el curso del artículo se han descrito y analizado de manera general diversas situaciones de
violencia directa vividas por jóvenes con edades entre 15 y 35 años, al igual que algunas prácticas
de ejercicio de violencia. Los datos ponen énfasis en las vejaciones que afectan directamente la
vida y convivencia de la población joven, independientemente de que sea ejercida o recibida por
esta población. La violencia lesiona sus cuerpos, las relaciones, la integridad, la dignidad, el
bienestar y la vida misma de las personas jóvenes. Los datos presentados muestran diferentes
rasgos, magnitudes y tendencias las cuales se sintetizan a continuación:
La población de estudio representa un alto porcentaje de la población general de la Tercera
Encuesta Nacional de Juventudes 2018 de personas jóvenes son víctimas de diversas formas de
violencia directa, por parte de diferentes agentes, sean pares en el sistema educativo, sus parejas,
familiares, y otras personas en centros de trabajo, redes sociales y en la calle.
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Las mujeres jóvenes representan un porcentaje mayor en comparación con los hombres jóvenes
en la composición de la población de estudio, es decir, un mayor número manifiesta acciones de
violencia directa. No obstante, aspectos de género ligados a la construcción de masculinidades
podrían incidir en que los varones jóvenes no reconozcan y expresen la vivencia de situaciones de
discriminación y/o violencia.
Las diversas formas o modalidades de violencia directa se manifiestan en distintos espacios
sociales y en las relaciones sociales en que se desarrollan. Es un fenómeno complejo en el cual se
una forma o tipo puede desencadenar los diferentes modalidades y tipos de violencia.
Las múltiples prácticas de violencia suceden tanto a hombres jóvenes como a mujeres jóvenes
y en todos los grupos de edad, sin embargo, tienen particularidades según la forma de violencia y
el tipo de espacio en que acontece. En este sentido los datos muestran diferentes dimensiones o
magnitudes de la violencia directa en la historia de las personas jóvenes.
Para una cantidad importante de personas jóvenes la familia, la relación de pareja, y la escuela
no constituyen espacios seguros, libres de violencia y discriminación, pues los datos muestran
vejaciones y situaciones en su detrimento, en lugar de la protección y sana convivencia que pueda
prevalecer.
En los centros educativos en los cuales han estudiado las personas jóvenes se presenta mayor
incidencia de bullying, en todas las formas en que se manifiesta, en hombres que en mujeres y en
adolescentes de 15 a 17 años en relación con otros grupos de edad. Por su parte, la discriminación
en los centros educativos es vivenciada en mayores porcentajes por adolescentes y jóvenes de 18
a 24 años, que por parte de otras cohortes.
En todas las formas de relación de pareja que tienen las personas jóvenes se presentan
situaciones de violencia; no obstante, el mayor número de estas acontecen en porcentajes más altos
en relaciones de unión libre y en hombres jóvenes.
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De los tipos de familia en los cuales conviven las personas jóvenes es en la familia de crianza
en la cual se presentan un mayor porcentaje las situaciones de violencia física, patrimonial, verbal
y psicológica.
Otros espacios de violencia y discriminación para las personas jóvenes son los centros de
trabajo en los cuales han sentido discriminación tanto al buscar trabajos o en los trabajos mismos
y en las redes sociales.
El ejercicio de violencia por parte de las personas jóvenes evidencia que tanto hombres como
mujeres, cometen actos contra otras personas, pero son los hombres venes los que ejercen
violencia física, verbal y psicológica, amenazas de violencia física y patrimonial hacia otras
personas.
Las personas jóvenes ejercen violencia hacia sí mismas mediante la ideación suicida e intentos
de suicidio, y son las mujeres jóvenes quienes presentan mayores porcentajes en comparación con
los hombres jóvenes. Estos elementos son clave para el abordaje de la construcción de las
relaciones de género y el manejo de emociones.
Las relaciones de género permiten explicar la exposición de hombres jóvenes a la violencia
como una manera de relacionamiento en ciertos contextos y acorde con patrones de masculinidad,
y la vulnerabilidad de las mujeres de recibir afrentas en un sistema patriarcal y machista que
legitima situaciones de violencia contra las mujeres jóvenes.
En términos de los espacios analizados las situaciones de violencia directa sobre las personas
que presentan mayores porcentajes son: en los centros educativos en los cuales han estudiado el
bullying de orden psicológico, mediante insultos gritos y amenazas (16,6%); la discriminación en
centros educativos (12%); en las relaciones de pareja la revisión del celular (29,5%); en la familia
propia la violencia psicológica a través de limitaciones para vestir, salir, andar con amigos o pareja
(7,2%); la discriminación al buscar trabajo o en centros de trabajo (12,6%); en las redes sociales
de internet los comentarios ofensivos (10,6%); la discriminación en la calle (13,1%); y las miradas
obscenas en la calle (52,3%). Asimismo, en términos del ejercicio de violencia, las agresiones
verbales y psicológicas contra otras personas mediante el insulto a alguien hasta hacerlo sentir mal
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es la situación realizada por un mayor número de personas jóvenes (28,8%), y la violencia
autoinfligida por parte de un 12% de jóvenes quienes han sentido deseos de quitarse la vida.
Dado el panorama general presentado sobre las formas que asume la violencia directa en las
personas jóvenes se requiere la profundización del estudio de las violencias sufridas y ejercidas
desde las particularidades que adquieren, en términos de las diferentes variables presentadas y
según las condiciones de edad, sexo y género, el tipo de espacio y relación social en los cuales se
enfrenta.
Todas las formas de violencia -con independencia del tipo, la cantidad o porcentajes de personas
jóvenes que las padecen- requieren de estrategias particulares de prevención, atención y mitigación
de los efectos de la violencia sobre la vida, el ejercicio, disfrute y defensa de sus derechos y sobre
todo para garantizar sus necesidades y bienestar. Y con ello atender el carácter de afrentas evitables
de la violencia, planteadas por Galtung en la conceptualización presentada, dado que constituyen
vejaciones y vulneración y violación de derechos humanos de las personas jóvenes.
Además, se requiere comprender que la violencia está asociada a cadenas de violencia, a la
vulnerabilidad y a situaciones extremas que atentan contra la calidad de vida de las juventudes, su
salud física y mental, violentando la integridad de la vida misma. Asimismo cualquier acto de
violencia, así como los crímenes que puedan desencadenarse por diferentes condiciones, como el
sexo, el género, orientación sexual o la identidad de género, etnia y las diferentes condiciones de
vulnerabilidad de las personas jóvenes, son situaciones que deben atenderse preventivamente.
La existencia de prácticas violentas en la sociedad y su efecto en la vida de las personas jóvenes
requiere de cambios sociales y culturales en las concepciones y las prácticas violentas y con ello
romper la interacción de la violencia simbólica que legitima la violencia directa, sean el racismo,
el sexismo, el adultocentrimo y todas las formas de discriminación. En esta tarea se requiere
desarrollar y fortalecer las políticas públicas para la consecución y apropiación de formas de
convivencia que promuevan espacios y relaciones no violentas, pacíficas y seguras para todas las
juventudes en función de sus especificidades generacionales, de género, familiares y de roles que
desempeñan en diferentes espacios sociales.
Investigación en Juventudes:
Vol. 7, Núm. 1, 2020
Revista del Consejo de la Persona Joven
ISSN: 2215 4442
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