Investigación en Juventudes:
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Licenciada en Orientación, Máster en Desarrollo Social de la Universidad Libre de CR. Doctorante en el
Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura de la Universidad de Costa Rica. Funcionaria del Consejo
Nacional de la Persona Joven, San José, Costa Rica, jarce@cpj.go.cr
Salud Mental en Personas Jóvenes en Costa Rica
Mental Health in Young People in Costa Rica
Recepción: 16 de octubre de 2022
Aprobación: 16 de diciembre de 2022
Johanna Astrid Arce Sancho1
Este artículo presenta un análisis sobre la salud mental en personas jóvenes en Costa Rica, a partir de los
resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes y otras fuentes estadísticas recientes. En la
primera parte se abordan aspectos teóricos sobre la salud mental y los principales aspectos que la componen,
como bienestar subjetivo, resiliencia psicosocial y autoestima. Se identifican elementos de la salud mental
y se analizan los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes en las áreas educativa, familia,
empleo, requerimientos de salud, intentos de suicidio y consultas médicas relacionadas. Se determina que
la salud mental requiere la interacción entre múltiples aspectos: factores, protectores, oportunidades de
crecimiento personal, esparcimiento y adquisición de herramientas psicológicas y sociales para enfrentarse
a los retos de la vida diaria. Todo esto implica que la persona desarrolle también un nivel adecuado de
autoestima y tenga capacidad de resiliencia.
Palabras clave: Juventudes; Jóvenes; Derechos Humanos; Salud mental; Intento de suicidio; Grupos
juveniles; autoestima; resiliencia; bienestar subjetivo.
This article presents an analysis of mental health in young people in Costa Rica, based on the results of the
Third National Youth Survey and other recent statistical sources. The first part addresses theoretical aspects
of mental health and the main aspects that compose it, such as subjective well-being, psychosocial resilience
and self-esteem. Elements of mental health are identified and data from the Third National Youth Survey
in the areas of education, family, employment, health requirements, suicide attempts and related medical
consultations are analyzed. It is determined that mental health requires the interaction between multiple
elements including protective factors, opportunities for personal growth, recreation and acquisition of
psychological and social tools to face the challenges of daily life. All this implies that the person also
develops an adequate level of self-esteem and resilience capabilities.
Keywords: Youth; Human Rights; Mental health; Suicide attempt; Youth groups; Self-esteem; resilience;
subjective well-being.
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INTRODUCCIÓN
El propósito del presente artículo consiste en analizar la situación de la salud mental en
personas jóvenes, se toma como principal fuente de información la Tercera Encuesta Nacional de
Juventudes realizada por el Consejo de la Persona Joven (2018), y se parte de algunos referentes
teóricos relacionados con la salud mental.
La salud es definida por la Organización Mundial de la Salud como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. (OMS,
2006, p.1)
La salud mental es un derecho, por tanto, debe ser respetado y garantizado por parte de las
instituciones gubernamentales y, además, implica la confluencia de varios factores que son
indispensables para que la persona pueda tener ese bienestar. Por otra parte, el Reglamento de
Organización y Funcionamiento de la Secretaría Técnica de Salud Mental (2018) plantea lo
siguiente:
La salud mental se entiende como un proceso de bienestar y desempeño
personal y colectivo caracterizado por la autorrealización, la autoestima, la autonomía,
la capacidad para responder a las demandas de la vida en diversos contextos:
familiares, comunitarios, académicos, laborales y disfrutar de la vida en armonía con
el ambiente. (Decreto Ejecutivo N° 41383 - sp., 2018)
De Mézerville (2004) doctor en Orientación Psicológica de Rehabilitación, quien escribió
Ejes de salud mental, explica que para tener salud mental la persona debe desarrollar los siguientes
procesos para obtener satisfacción personal: 1. Desarrollar de inicio a fin del proceso de tu
autoestima. 2. Desarrollar su capacidad de tener relaciones de afecto con las demás personas. 3.
Desarrollar la capacidad de hacerle frente a la vida, de adaptarse a los cambios y tensiones que no
podemos manejar. Explica que al presentarse una autoestima pobre, el individuo puede presentar
conductas como una actitud de autodesprecio, vinculada con reacciones conscientes o
inconscientes de autodestrucción. De esta manera, la persona que se autodesprecia, aun cuando
alcance diversos logros que podrían hacerla feliz en cualquier área de su vida, renunciará a esa
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felicidad mediante conductas autodestructivas, pues se siente indigna de ser feliz. (De Mézerville,
2004, p.34)
Un aspecto muy interesante es el bienestar subjetivo, según García (2002) se relaciona con
la “satisfacción con la vida” con la felicidad que implica lo siguiente:
El bienestar psicológico incluye la congruencia entre los objetivos
deseados y alcanzados en la vida, un buen estado de ánimo y un nivel afectivo
óptimo. En cuanto a la calidad de vida percibida, consiste en la satisfacción de la
persona consigo misma, con la familia y los amigos, con su trabajo, las actividades
que realiza o el lugar donde vive. (García, 2002, p. 20)
Partiendo de la información mencionada, la salud mental es el resultado de diversos
factores y su cuidado depende de varios aspectos, complejizando su análisis y atención, porque
hay un alto contenido de la valoración subjetiva de la propia vida. La persona se ve influenciada
a situaciones que pueden causarle presión, pero la forma en que reacciona ante esos eventos, las
herramientas psicológicas con las que cuenta y las oportunidades que el medio le brinde para su
fortalecimiento físico y mental son muy importantes. Esto nos introduce un concepto clave, que
es la resiliencia, García del Castillo, José A., García del Castillo-López, Álvaro; López-Sánchez,
Carmen; Dias, Paulo C. (2016) en su artículo “Conceptualización Teórica de la Resiliencia
Psicosocial y su Relación con la Salud”, plantean que el concepto ha evolucionado desde los años
70 y que puede enfocarse desde la capacidad de adaptabilidad, a relacionar factores externos e
internos y como una capacidad de enfrentar las adversidades y proceso (García del Castillo, et al.
2016, p. 61). Para estos autores en la actualidad puede identificarse una tendencia a visualizar la
resiliencia como un proceso dinámico en el que las personas enfrentan y superan situaciones que
les perturban, de manera rápida.
Estos mismos autores citan a Luthar, Cicchetti y Becker (2000), quienes definen resiliencia
como “un proceso dinámico que conlleva una adaptación positiva en contextos de gran adversidad”
(García del Castillo, et al. 2016, p. 61). Explican que tras esta definición se exaltan tres elementos
claves en la construcción del concepto resiliencia: el proceso, la adversidad y la adaptación
positiva. Para estos autores la resiliencia es multidimensional involucrando varios factores que se
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suman para que una persona este fortalecida, protegida y pueda enfrentarse a una situación
estresante.
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Recapitulando, la salud mental se ve permeada por varios aspectos que se relacionan con
el entorno y las oportunidades de desarrollo, la sana vivencia que cuente la persona y, por otra
parte, están las fortalezas psicológicas con las que la persona enfrenta las situaciones diarias y
eventos estresantes, la toma de decisiones para superar las adversidades. Ahora bien, la salud
mental es un aspecto del desarrollo integral de toda persona, por tanto el desarrollo de herramientas
sociales y psicológicas para contar con destrezas para vivir con una buena salud mental debe
inculcarse desde edades tempranas. El reconocimiento de las emociones y la manera de lidiar con
ellas; aprender a enfocarse en las situaciones, reconocer los recursos con los que se cuenta,
desarrollar autocontrol y autoestima, es un proceso que debe estimularse desde la infancia y la
adolescencia.
Esto nos introduce a analizar la situación de la salud mental en personas jóvenes. En Costa
Rica según la Ley General de la Persona Joven No. 8261, juventudes involucra a personas con
edades entre los 12 y 35 años de edad, definiendo adolescentes (12 a 17 años), jóvenes (18 a 24
años) y jóvenes adultos (25 a 35 años). Estos grupos se enfrentan a tareas evolutivas que demandan
la inversión en tiempo, esfuerzo, pero además requieren que el medio brinde las oportunidades
para su crecimiento integral y deben tomar decisiones que van a repercutir en su presente y futuro
como miembros de la sociedad costarricense.
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Palomar, J. y mez, N. (2010), en su artículo Desarrollo de una escala de medición de la resiliencia con mexicanos,
citan P.J. Mrazek y D. Mrazek (1987) quienes plantean que existen doce habilidades que distinguen a una persona
resiliente y son las siguientes: 1. Respuesta rápida al peligro: es la habilidad para reconocer las situaciones que ponen
al sujeto en riesgo. 2. Madurez precoz: desarrollo de la capacidad de hacerse cargo de mismo.3. Desvinculación
afectiva: se refiere a separar los sentimientos intensos sobre uno mismo. 4. Búsqueda de información: se refiere a la
preocupación por aprender todo lo relacionado con el entorno. 5. Obtención y utilización de relaciones que ayuden a
subsistir: es la capacidad para crear relaciones que beneficien a la persona en momentos críticos. 6. Anticipación
proyectiva positiva: se refiere a la capacidad de imaginar un futuro mejor al presente. 7. Decisión de tomar riesgos: es
la habilidad de asumir la responsabilidad propia cuando se toman decisiones incluso si la decisión tiene algún tipo de
riesgo. 8. La convicción de ser amado: creer que se puede ser amado por los demás. 9. Idealización del rival: la persona
se identifica con alguna característica de su oponente. 10. Reconstrucción cognitiva del dolor: es la habilidad para
identificar los eventos negativos de la forma que sea más aceptable. 11. Altruismo: se refiere al placer de ayudar a
otros. 12. Optimismo y esperanza: es la disposición de tomar positivamente las cosas que podrían ocurrir en el futuro.
(Palomar, J. y Gómez, N. 2010 p. 9)
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Basándonos en los autores supracitados para tener una buena salud mental una persona
joven debe contar con un buen nivel de autoestima, lo que implica tener procesos de
autoconocimiento, sentirse aceptada, protegida, amada y esto involucra que pueda tener acceso a
educación, salud, espacios de esparcimiento y de convivencia que le permitan un desarrollo pleno
de sus capacidades. La persona joven como un ente en desarrollo debe adquirir herramientas
psicológicas que le permitan enfrentarse a las situaciones adversas o estresantes; y esto se relaciona
con contar con redes de apoyo, como lo son la familia, sus amigos y amigas. Por otro lado, los
mensajes que la cultura en la que está inmersa la persona le trasmite sobre su ser, sobre lo que se
espera de su persona y sobre lo que es considerado “exitoso o bueno”, trae una carga emocional,
al intentar nivelar las expectativas de la persona, con los requerimientos del medio social y cultural,
de lo que la sociedad exige.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Informe The World mental health
report: transforming mental health for all (OMS, 2022), plantea que para el año 2019, el 14% de
las personas adolescentes, casi dos millones de personas en el mundo, presentaban algún trastorno
mental. Los suicidios representaron más de una de cada cien muertes y el 58% ocurría antes de
los 50 años de edad. Explica que los trastornos mentales son la principal causa de discapacidad y
agregan las personas con trastornos mentales graves mueren en promedio entre los 10 a 20 años
antes que la población general y esto se relaciona a causas de enfermedades físicas que pudieron
prevenirse. Se plantea que los abusos sexuales, el acoso y la intimidación son causantes de
depresión en las personas. Según este informe, los casos de depresión aumentaron un 25% en el
primer año de la pandemia. Las personas más afectadas en su salud mental, son las personas más
pobres, más desfavorecidas por la sociedad y son quienes tienen mayor riesgo y tienen menos
acceso a servicios adecuados.
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Según este informe “los países dedican menos del 2% de sus presupuestos de atención de salud a la salud mental.
En los países de ingresos medio más del 70% del gasto en salud mental sigue destinándose a los hospitales
psiquiátricos” (OMS, 2022, p.4). La OMS plantea que hay tres motivos para invertir en Salud Mental y son la salud
pública, los derechos humanos y el desarrollo socioeconómico (OMS, 2022, p.5). Explica que se necesitan tres tipos
de compromiso político para mejorar la Salud Mental de los países: 1. expreso, 2. institucional y 3. presupuestario.
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METODOLOGÍA
El presente artículo tiene como objetivo general analizar algunos datos de la Tercera
Encuesta Nacional de Juventudes 2018, en lo referente a la salud mental en personas jóvenes. Los
objetivos específicos son: identificar su incorporación en el ámbito educativo, laboral, a partir de
los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes; explorar en la población joven la
existencia de deseos e intento de suicidio, situaciones de violencia en la pareja y en la familia, que
enfrentan las personas jóvenes; identificar aspectos de la visión de sí mismos y las oportunidades
de socialización y esparcimiento con las que cuentan las personas jóvenes.
La Tercera Encuesta Nacional de Juventudes tiene como propósito analizar el ejercicio de
los derechos de las personas jóvenes desde su perspectiva, con el fin de revisar el conocimiento,
acceso y exigibilidad de derechos, orientar políticas y promover acciones inclusivas. Esta encuesta
tiene un 95% de confianza y un error máximo de 1,2%, que para la realización de estimaciones
para los estratos se incrementa a un 3,1%. Fue aplicada a 6509 jóvenes con edades entre los 15 y
35 años de edad (Consejo de la Persona Joven, 2018). Para analizar los datos, se tomará en cuenta
la teoría establecida por Gastón de Mérzerville (2004), García (2002) García del Castillo, et al.
(2016), respecto a la salud mental, con el fin de identificar los aspectos que conforman la salud
mental. A continuación, analizaremos algunos de los resultados de la Tercera Encuesta Nacional
de Juventudes (2018), respecto a Salud Mental.
RESULTADOS Y ANALISIS DE DATOS
Según las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(INEC) para el año 2022 la población joven con edades entre los 12 y 35 representa un 38% de
la población del país.
Según los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes (2018) de la población que
tiene entre 15 y 35 años de edad, el 36% tiene entre 18 y 24 años; el 26% tiene entre 30 y 35 años,
y un 24% tiene entre 25 y 29 años de edad; un 15% tiene entre 15 y 17 años y en total suman
1.697.820 personas jóvenes (Consejo de la Persona Joven, 2018). De las personas jóvenes del país,
el 49% son hombres y un 51% son mujeres.
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Juventudes y Estudio
En la Tercera Encuesta se exploró la situación de estudio de las personas jóvenes y se tienen
los siguientes resultados. De la población con edades entre los 15 y 17 años, 14,7% no estaba
estudiando y un 85,3% estaba estudiando, si lo vemos en números absolutos significa que 36.325
adolescentes no estaban estudiando. De la población con edades entre los 18 y 24 años el 44,3%
no estaba estudiando y un 55,7% estaba estudiando, es decir, que 267.739 adultos jóvenes no
estaban estudiando. Y en el grupo con edades entre los 25 y 29 años 27,4% sí estaba estudiando y
en el grupo de 30 a 35 años estaba estudiando el 21%. Del grupo con edades entre los 18 y 24
años, el 31% no cuenta con el bachillerato, del grupo con edades entre 25 y 29 años el 32% no
tiene el bachillerato de educación secundaria. Y un 25% de las personas jóvenes con edades entre
los 30 y 35años no tienen el bachillerato de educación secundaria.
Al revisar las razones por las que no están estudiando, se obtiene que se presentan
diferencias por sexo. En el caso de los hombres con edades entre los 15 y 17 años la principal
razón por la que no están estudiando es porque trabaja o están buscando trabajo (25,3%), seguido
por aquellos a los que no les interesa (21,3%); en tercer lugar porque no pueden pagar los estudios
(14,2%) y en cuarto lugar porque les cuesta el estudio (8,3%). Para el caso de las mujeres con
edades entre los 15 y 17 años, la principal razón por la que no estaban estudiando consistió en que
les cuesta el estudio (16,4%), seguido por el embarazo o cuido de hijos (15,5%); en tercer lugar
porque no les interesa (15,2%); en cuarto lugar porque están trabajando o buscan trabajo (7,8%) y
porque no puede pagar los estudios (7,8%). Si se revisan los datos para la población con edades
entre los 18 y 24 años, resalta que en el caso de los hombres la principal razón por la que no están
estudiando es porque están trabajando o buscan trabajo (45,6%), la segunda razón es porque no
pueden pagar los estudios (14,4%), en tercer lugar no les interesa (13%).
De la población con edades entre los 15 y 35 años quienes reportaron estar estudiando un
81% planteó que lo hace en el sector público y 18% lo hace en sector privado y un 1,1% en sistemas
semipúblico. En la Tercera Encuesta se le consultó a la población joven de 15 a 35 años sobre las
dificultades que enfrentaban en los centros educativos; en primer lugar, están las dificultades
académicas (24,7%), seguido por dificultades con los profesores (17,7%); en tercer lugar las
dificultades con compañeros (17,6%) y en cuarto lugar está discriminación por su condición
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económica (2,7%). Queda evidenciado que el sector público es el que asume y atiende a la mayor
cantidad de personas jóvenes, convirtiéndose en un espacio que además de trasmisión de
conocimientos, es un espacio de convivencia, en el que las personas pueden aprender de relaciones
humanas, además se incidir en el conocimiento de conductas para el autocuidado y conocimiento
y defensa de derechos.
En la Encuesta se consul a las personas jóvenes con edades entre los 15 y 35 años por
situaciones de intimidación o acoso por parte de estudiantes o compañeros, y el 26% planteó haber
sufrido al menos una situación de este tipo. Se reportaron otras situaciones como la propagación
de rumores (13,6%), gritos e insultos y amenazas (13,7%), golpes, patadas, pellizcos o empujones
(7,8%) y ser ignorado o rechazado (7,5%), recibir burlas por su apariencia física, color de piel, etc.
(7,8%), ser intimidado con armas, cuchillos o punzones (2,4%) son las situaciones que recibieron
más menciones.
Retomando lo planteado por la Secretaría Técnica de Salud Mental (2018), entre los
factores asociados a la salud mental, se obtiene que aspectos como la pobreza, el maltrato y la
violencia pueden afectar negativamente la salud mental de las personas. Con los datos de la
Tercera Encuesta queda evidenciado que una gran cantidad de personas de personas jóvenes no ha
terminado la educación secundaria y no ha logrado obtener su título de bachillerato, certificación
que es solicitada para acceder a trabajos mejor remunerados. Por otra parte, la población al estar
fuera del sistema educativo no cuenta con otros servicios que brinda el Ministerio de Educación
Pública, como lo son el acceso a los comedores escolares, el acceso a servicios de orientación
profesional y psicología. El contacto que el personal de centros educativos tiene con el
estudiantado y con los padres de familia, permite que puedan detectar y atender o referenciar a la
instancia correspondiente situaciones de vulnerabilización de derechos de las personas jóvenes.
Las situaciones de violencia que se presentan dentro del sistema educativo, como el acoso
escolar y las situaciones de violencia con profesores, deben ser detectadas y atendidas de manera
óptima, rápida y eficiente; respondiendo a proteger la integridad física y emocional de las personas
jóvenes. Y esto está permeado en la puesta en acción de protocolos de atención al estudiantado de
parte del MEP.
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Un aspecto importante sobre el bienestar subjetivo”, según García (2002) es la
“satisfacción con la viday esto lo relaciona con el logro de los objetivos personales planteados
versus los logrados y la calidad de vida percibida. Este autor explica que la sensación de
satisfacción de la persona consigo misma, con la familia y los amigos, con su trabajo, las
actividades que realiza o el lugar donde vive, repercute directamente en esa percepción de calidad
de vida (García, 2002, p.20). Por tanto, es sumamente importante identificar si el entorno
educativo, es un “entorno seguro” para las personas jóvenes, si las personas venes con lo plantean
los datos de la Tercera Encuesta (26%) han vivido o viven situaciones de violencia o dificultades
en el Centro Educativo, esto repercute directamente y negativamente en su salud mental.
Juventudes y trabajo
A continuación, se analizan los datos de la Encuesta referentes a trabajo. Al revisar los
datos por grupo de edad, encontramos que el 9% de las personas adolescentes (de 15 a 17 años)
reporta tener un trabajo remunerado. El 58% de la población de adultos jóvenes (18 a 24 años) no
tiene trabajo remunerado y el 32% de los adultos jóvenes (30 a 35años) no tiene trabajo
remunerado. Si revisamos los datos de las actividades realizadas la semana pasada a la aplicación
de la Encuesta a personas jóvenes que reportan no tener trabajo remunerado, tenemos que 48,3%
solo estudió, el 34,4% realizó oficios domésticos en su hogar, el 7,8% buscó trabajo y había
trabajado antes y un 2,4% buscó trabajo por primera vez.
Al consultarles a las personas jóvenes que no tienen trabajo remunerado si están en
disposición de trabajar el 75% dijo que si lo estaban y un 25% expresó que no están en disposición
de trabajar. Al preguntar a las personas jóvenes por las razones por las cuales no han conseguido
trabajo, tenemos las siguientes razones, en primer lugar la falta de experiencia (22,1%), en segundo
lugar, la falta de estudios (18,9%) en lugar no hay trabajo (14,2%), en cuarto lugar, porque recién
empezó a buscar (10,2%), en quinto lugar por su edad (10,2%). Tal como lo escribe De Mézerville
(2004) para que la personas tenga salud mental debe desarrollar tres procesos: 1. Desarrollar de
inicio a fin del proceso de tu autoestima. 2. Desarrollar su capacidad de tener relaciones de afecto
con las demás personas. 3. Desarrollar la capacidad de hacerle frente a la vida, de adaptarse a los
cambios y tensiones que no podemos manejar.
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Es decir, tener una buena salud mental, es un proceso muy complejo, porque depende de la
interacción de varios factores y cumplimiento de varios elementos. Si nos centramos en el proceso
primero referente al desarrollo de la autoestima y lo enlazamos con el eje de empleo, esto a su vez
tiene varias implicaciones. Parte del desarrollo evolutivo de la persona está el insertarse
laboralmente y esto pasa por conocerse a mismo, tomar una decisión vocacional, contar con
capacitación técnica y/o profesional y las oportunidades que brinda el medio para la inserción
exitosa en el ámbito laboral. El hecho de no insertarse laboralmente, tiene repercusiones en la
estabilidad de la persona y en su percepción de logro personal, los datos de la encuesta evidencian
diferencias por sexo, tenemos que para el caso de las mujeres destaca la falta de estudios (21%),
la falta de experiencia (20,3%) y el tener que atender a niños u a otras personas (4,5%) como las
razones para no conseguir trabajo. Mientras que para los hombres las principales razones para no
tener trabajo son la falta de experiencia (24,7%), la falta de estudios (15,6%) y que no hay trabajo
(14,9%). Esto deja en evidencia que la propuesta que tenga el Estado para promover la inserción
laboral de las personas jóvenes sea como empleados o como emprendedores, debe considerar
acciones capacitación, fortalecer las opciones de cuido para que mujeres venes puedan optar por
insertase en el mundo laboral y pasa por la promoción de fuentes de empleo en las diferentes zonas
del país.
Familia y juventudes
Al retomar las ideas de De Mézerville (2004) para tener salud mental la persona debe
desarrollar la capacidad de tener relaciones de afecto con las demás personas y desarrollar la
capacidad de hacerle frente a la vida, de adaptarse a los cambios y tensiones. Estas condiciones
son muy moldeadas por el entorno en el que se desenvuelve la persona y esto se relaciona
directamente con el entorno de la familia y con la relación de pareja que tenga la persona. En
primera instancia, analizaremos los datos de la Tercera Encuesta respecto a tener pareja. El 55,6%
de las personas jóvenes (de 15 a 35 años) reportan que tienen una relación de pareja, contrapuesto
a un 44, 8% que plantea que no tienen relación de pareja. Al consultarles quienes reportaron
tenerla por el tipo de relación el 30,3% noviazgo, 37,5% están en unión libre, 27,7% dijo que
matrimonio, y 3.9 anda con alguien. El 94% de las mujeres reportó tener como pareja un hombre
y el 92% de los hombres expresó que su pareja es una mujer. Es decir, un 1.98% de los hombres
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reportaron tener una pareja hombre y un 2,4% de las mujeres reportan tener una pareja mujer y 2%
no respondió esta pregunta. Según los datos, aproximadamente un 4% de la población joven
entrevistada reporta tener pareja de su mismo.
Situaciones /experiencias de violencia en el contexto de pareja
Se les consultó a las personas jóvenes por situaciones de violencia a las que han estado
expuestos con su pareja. Entre las situaciones más mencionadas están le han revisado el celular
(24,8%), le han prohibido tener amigos(as) (7%), le ha gritado, insultado, humillado (6,1%), le han
hecho sentir incómodo/a porque quiere verle constantemente o le llama al celular sin importar el
día o la hora (5,1%), se ha molestado porque usted estudia o trabaja (3,7%), le ha prohibido vestir
de cierta forma (3.5%). Le ha golpeado, empujado o le ha hecho daño físico (2,4%).
Si revisamos los datos por sexo, nos encontramos que de las personas que reportaron que
han vivido situaciones de violencia por parte de su pareja, específicamente le han revisado el
celular, el 11,60% son hombres y 13,20 % son mujeres. Respecto a las personas jóvenes que
reportaron que le han prohibido tener amigos, un 3,79% son hombres y 3,23% son mujeres. De
quienes reportaron que sus parejas les han gritado, insultado, humillado un 2,57% eran hombres y
3,56% eran mujeres. Y de a quienes su pareja les ha hecho sentir incómodos porque quiere verle
constantemente o le llama al teléfono sin importar la hora del día o la noche, el 2,98% eran hombres
y 2,08% mujeres. Al consultar sobre si su pareja les ha empujado, golpeado o les ha hecho daño
físico, tenemos que el 1,43% eran hombres y un 1% eran mujeres.
Violencia en el hogar
Por otra parte, en la Encuesta se exploró sobre situaciones de violencia que se presentaron
en el hogar (la encuesta no precisa en quien ejerce la violencia en el hogar), un 6,3% reportó tener
limitaciones para vestir, salir o andar con familia, amigos o pareja, un total de 22.678 personas
jóvenes planteó que vive este tipo de situaciones varias veces a la semana, de ellos 11.824 eran
mujeres y 10.854 eran hombres. Un 5% reportó recibir gritos, insultos, humillaciones y amenazas;
4.750 mujeres reportaron vivir esta situación todos los días y 183 hombres reportaron que viven
esa situación todos los días. El 3% reportó recibir jalones de pelo, pellizcos, empujones o golpes,
en números absolutos 9.564 personas reportaron vivir estas situaciones varias veces al mes, de
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ellos 4.697 eran mujeres y 4.867 eran hombres. Y un 3% externó que le quitaron o destruyeron los
bienes familiares o personales.
Al consultarles a quienes vivieron estas situaciones 26,4% habló o alguien de la familia,
12,5% buscó a personas de confianza, 19,3% prefirió no denunciar, un 6,7% acudió a la Iglesia.
Un dato interesante es que un 2,9% no supo que hacer o a donde acudir, en números absolutos son
5.486 personas jóvenes de ellos 4.025 eran mujeres y 1.461 eran hombres. Estos datos nos dejan
evidenciado que cuando se trata de violencia en la pareja, tenemos una gran cantidad de hombres
y mujeres que están viviendo o vivieron situaciones que requieren apoyo para atender estas
situaciones que afectan la Salud Mental, al estar expuestos a maltratos.
Los datos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes (2018) evidencian que existen
personas jóvenes que se enfrentan a situaciones de carencias de afecto, a dificultades en los centros
educativos, dificultades para encontrar trabajo y otras personas se enfrentan a situaciones de
violencia en sus hogares y por parte de sus parejas. Retomando a García del Castillo, et al (2016)
quienes explican que la resiliencia es “un proceso dinámico que conlleva una adaptación positiva
en contextos de gran adversidad”, (García del Castillo, et al. 2016, p 61), esta adaptación le permite
a la persona analizar su situación y tomar decisiones para gestionar sus emociones y enfrentar las
situaciones que le afectan. Se hace necesario que en situaciones apremiante las personas jóvenes
puedan reconocer si las instituciones y los servicios del Estado pueden apoyarles en esos
momentos.
Salud y juventudes
En este apartado se analizan los resultados de la Encuesta referentes a Salud y Salud
Mental. El 60% de las personas jóvenes reportaron haber requerido algún servicio de salud, esto
representa 1.021.411 personas jóvenes, de ellas 585.491 era mujeres y 435.920 eran hombres. La
mayoría un 85% expresó que utiliza los servicios de la CCSS, un 10,8% uso consultorios privados
y 1,6% fue a la farmacia. Se consultó a las personas jóvenes sobre algunas prácticas en
alimentación y actividad física, y tenemos que el 52% reporta hacer actividad física 20 minutos, 3
veces a la semana, en su mayoría son hombres (387.880 mujeres y 501.759 hombres). El 82%
reportó incluir en su dieta el consumo de frutas y verduras en su alimentación. Y 38% realiza
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controles de peso. Un 19,6% reportó que come compulsivamente (mucho y a cada rato). Y un 18
% realiza dietas sin consultar con un médico.
Otras conductas se reportaron como un 1,4% elimina casi por completo la alimentación de
manera permanente, en números absolutos son 24.363 personas jóvenes, de ellos 12.050 son
mujeres y 12.313 son hombres. Y un 0,7% se induce el vómito después de comer, esto corresponde
a 11.921 personas jóvenes, de ellas, 7.389 son mujeres y 4.532 hombres. Un 17% expresó que
carece de seguro social esto corresponde a 291.244 personas jóvenes.
En una de las secciones de la Encuesta se consulta a las personas jóvenes si han tenido
deseos de quitarse la vida, a lo que un 10% expresó que sí. De quienes expresaron que han tenido
deseos de quitarse la vida el 50% lo ha intentado, de estos la mayoría son mujeres (54,1%) seguido
por los hombres (44,5%).
De quienes han tenido deseos de quitarse la vida, la mitad viven en zonas urbanas (49,9%)
y la otra mitad en zonas rurales (50%). De la población total en estudio, el 10,5% de la población
joven residente de zona urbana, expresó haber tenido deseos de quitarse la vida y el 8,2% de la
población joven que vive en zonas rurales expresó haber tenido este deseo.
Del grupo de jóvenes con edades entre los 30 y 35 años, un 10,6% ha tenido deseos de
quitarse la vida y de estos un 54,3% lo ha intentado, para el grupo de jóvenes con edades entre 25
y 29 años, un 10,1% ha tenido deseos de quitarse la vida y un 40,2% lo ha intentado. De grupo de
jóvenes con edades entre los 18 y 24 años 8,6% ha tenido deseos de quitarse la vida y un 52,9% lo
ha intentado y para el grupo de jóvenes con edades entre los 15 y 17 años el 8,6% ha tenido deseos
de quitarse la vida, de estos el 4,8% lo ha intentado.
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Gráfico 1
Costa Rica: Deseos de quitarse la vida e intentos de suicidarse en personas jóvenes por sexo y
grupos de edad. 2018
Fuente: Consejo de la Persona Joven. Tercera Encuesta Nacional de Juventudes 2018
De igual manera, se les consultó a las personas que han intentado suicidarse, la edad que
tenían cuando realizaron dicho intento. De las personas jóvenes que tenían edades entre los 15 y
17 años, el 67,8% lo intentó cuando tenían 14 años o menos; un 32.2% lo intentó entre los 15 y 17
años. Del grupo de jóvenes con edades entre los 18 y 24 años, el 29,7% reportó haber intentado
suicidarse a los 14 o menos años, la mayoría (40,8%) reportó haberlo intentado entre los 15 y
17años, y un 29,6% lo intentó entre los 18 y 24 años. Del grupo de jóvenes con edades entre los
25 y 29 años, el 32% reportó haber intentado quitarse la vida a los 14 años o menos, un 19,5%
cuando tenían entre 15 y 17 años, el 33,5% cuando tenía entre 18 y 24 años y un 15,1% lo intentó
cuando tenía entre 25 y 29 años. Del grupo de jóvenes con edades entre los 30 y 35 años, el 17,4%
intentó suicidarse cuando tenía 14 o menos años; el 27,3% reportó haberlo intentado cuando tenía
entre 15 y 17 años; el 24,4% lo pretendió cuando tenía entre 18 y 24 años, el 13,3% cuando tenía
entre 25 y 29 años de edad y el 17,5% lo intentó cuando tenía entre 30 y 35 años.
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Se evidencia que de las personas jóvenes un 6,16% ha ido a centros médicos por sentirse
deprimidos, en su mayoría (1.82%) lo reportaron jóvenes con edades entre los 18 a 24 años,
seguido por el grupo con edades entre los 30 y 35años (1,73%), del grupo con edades entre los 25
y 29 un 1,55% y un 1,07% de las personas jóvenes con edades entre los 15 y 17 años reportó haber
ido a un centro médico por sentirse deprimido, en el último año.
Un 6,18 % de las personas jóvenes reportó que en el último año consultó en un centro
médico por sentirse ansioso, de ellos la mayoría eran personas con edades entre los 18 y 24 años
(2,33%), seguido por el grupo con edades entre 30 y 35 años (1,54%), en tercer lugar estaban los
jóvenes con edades entre los 25 y 29 años (1,47%) y en cuarto lugar estaban los jóvenes con edades
entre los 15 y 17 años (0,84%).
Al consultar sobre si en el último año, consultaron en un centro médico por haber sentido
estrés excesivo, un 10,14% dijo que sí; de ellos en primer lugar tenemos al grupo con edades entre
los 18 y 24 años (3,50%), seguido por los jóvenes con edades entre los 25 y 29 años (2,85%), en
tercer lugar, está el grupo de jóvenes con edades entre los 30 y 35 años (2,69%) y en cuarto lugar
los jóvenes con edades entre los 15 y 17 años (1,10%).
Respecto a la pregunta sobre si visitaron un centro médico en los últimos doce meses, por
haber sentido deseos de quitarse la vida, un 1,41% dijo que y al consultarles sobre si habían
consultado en un centro médico en los últimos doce meses por haber intentado quitarse la vida un
1% dijo que sí, esto representa 16.920 personas jóvenes, de ellos 11.899 eran mujeres y 5.021 eran
hombres. En el último año, de las personas entrevistadas 1,4% planteó que están recibiendo un
tratamiento profesional por tener una condición que exige llevar un tratamiento psiquiátrico
temporal o permanente, en números absolutos son 23.510 personas jóvenes, de ellos en su mayoría,
16.757 son mujeres (0.99%) y la minoría 6.753 son hombres (0,40%). En el último año 2,7%
reportó haber visitado un centro médico por requerir atención psicológica porque su condición
exige tratamiento psicológico temporal o permanente, en números absolutos son 45.302 personas
jóvenes, en su mayoría mujeres 30.980 y en menos proporción hombres 14.322. Según los datos
del Ministerio de Salud, generados en el Sistema de Monitoreo de la Condición de la Persona
Joven la incidencia de intentos de suicido a nivel nacional ha tenido un aumento a nivel nacional.
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Cuadro 1
Costa Rica. Incidencia de intentos de suicidio en personas jóvenes por sexo y año.
Fuente: Consejo de la Persona Joven. Sistema de Monitoreo de la Condición de la Persona
Joven. 2022
De los datos se desprende, que a nivel nacional los intentos de suicidio en la población
joven del país fueron más altos en el año 2019, con 3188 casos, y para el año 2021 el número de
casos llegó a 2156, en su mayoría mujeres. Al revisar los datos de mortalidad por suicidio en el
2020 en toda la población del país, se reportaron 352 casos, 277 hombres y 75 mujeres. Respecto
a población joven para el año 2020, se presentaron 157 casos, de personas con edades entre los
15 y 34 años. Es decir, de los casos a nivel nacional aproximadamente el 44,6% corresponde a
población joven.
La Organización Panamericana de la Salud (2004), menciona que entre los factores
psicológicos que afectan la salud mental están situaciones como maltrato, violencia, negligencia,
falta de afecto y estímulo pueden generar en la persona conductas agresivas y por otra parte, se
alude a factores biológicos relacionados con aspectos metabólicos y genéticos que pueden
asociarse con la aparición de trastornos mentales o del comportamiento; así mismo que deben
sumarse aspectos como la edad, las interacciones sociales, la dieta y la exposición a riesgos
ambientales. (OPS, 2004, pp.7-11)
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Cuadro 2
Costa Rica. Mortalidad por suicidio en personas jóvenes por sexo y año
Fuente: Consejo de la Persona Joven. Sistema de Monitoreo de la Condición de la Persona
Joven. 2022.
Con los datos de esta Encuesta y los del Sistema de Monitoreo de la Condición de la
Persona Joven, se verifica que se debe mantener y fortalecer las acciones institucionales para la
prevención de la conducta suicida y detectar, atender y/referir posibles casos para su atención.
Según los datos, es importante establecer estrategias de comunicación sobre servicios de apoyo y
atención de orientación y psicología dirigida a hombres y mujeres, considerando el abordaje con
enfoque de género. Se hace imprescindible que en la estrategia nacional de prevención del
suicidio, se considere un abordaje especial para la atención de hombres jóvenes y el promover la
vivencia de nuevas masculinidades, centradas en el reconocimiento, gestión de las emociones y
el autocuido.
Visión de sí mismo
La Tercera Encuesta consultó sobre aspectos relacionados con la visión de mismo. El
58% de las personas jóvenes entre 15 y 35 años expresó que se sienten satisfechas con su imagen
personal y un 29% se sienten muy satisfechas; un 7,8% expresó que se está ni satisfecho ni
insatisfecho y un 4,2% expresó que está insatisfecho y un 0,6% está totalmente insatisfecho con
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su imagen personal. Cuando se les consulto si cambiarían algo de su cuerpo, 14,8% expresó que
adelgazar, 2,1% expresó agrandar partes de su cuerpo, un 5,7% planteó que cambiaría su carácter,
un 2,9% cambiaría su look, y un 64,4% expresó que no cambiaría nada.
Al preguntarles sobre los principales problemas del país que afectan a las personas jóvenes,
se obtuvo que el principal es la falta de empleo (46,5%), seguido por la inseguridad ciudadana
(22,4%), como tercer punto está el alto costo de la vida (18,9%), en cuarto lugar la drogadicción
(15,9%), en quinto está la corrupción política (15,6%), en sexto la falta de oportunidades
educativas (9,5%), en séptimo está la pobreza (8,2%), la violencia intrafamiliar está en octavo
lugar con un 3,3%.
Al consultarle a la población de jóvenes con edades entre los 15 y 35 años sobre el acceso
en su comunidad, un 80% expresó que si tiene acceso a espacios abiertos para practicar deporte:
plazas, canchas.
El 43,6% expresó que sí tiene acceso a instalaciones deportivas cerradas en su comunidad.
Al consultarles si han tenido acceso a clases de alguna actividad deportiva, el 30 % expresó que
sí. Respecto al acceso a clases o grupos de teatro, baile, el 81,35% expresó que no tienen
oportunidades, contrapuesto a un 18,65% que dijo que tienen acceso. Al consultarles sobre la
frecuencia para realizar actividades en el último año, como salir al campo, montaña o playa, un
15,2% dijo que sí tenían esas posibilidades.
Al indagar si participan de grupos, un 32,5% expresó participar de grupos religiosos, un
28,2% planteó participar de grupos deportivos o recreativos, un 11,7% de grupos estudiantiles, un
6,9% participa de grupos ecológicos, un 6% participa en grupos artísticos (música, teatro, danza)
y un 5,8% participa en grupos comunales.
4
4
Se debe recordar, que para el año 2020 y 2021, por las restricciones sanitarias ante la Pandemia de la
COVID-19, se cerraron los parques, centros de entretenimiento, playas, parques nacionales, entre otros, con el fin de
evitar los contagios; esto implicó que casi toda la población no contara con espacios recreativos o de esparcimiento y
esto sumado a situaciones de confinamiento en el hogar, pudo repercutir en la salud física y mental de la población.
Por otra parte, las medidas de cierre de centros educativos, oficinas de Gobierno, y pasar a un entorno virtual para
recibir productos y servicios, obligaba a las personas a repensar su espacio en el hogar y las relaciones sociales también
pasaron a mundo virtual en gran medida. Por tanto, entre quienes tenían mejores condiciones en sus hogares de
conexión y esparcimiento, enfrentaron la pandemia de manera diferente de aquellas personas no contaban con estos
recursos.
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Un aspecto interesante es analizar la visión de futuro que tenían las personas jóvenes, un
87,4% considera que estará mejor en los próximos cinco años que hoy, y al preguntarles sobre las
juventudes en general 34,3% considera que estará peor en los próximos cinco años; y un 18,6%
considera que estará igual que hoy; es decir, hay una actitud más positiva a mejorar su situación
actual en lo personal y no tan positiva al pensar en el colectivo de juventudes. Respecto a las
principales metas que tienen para su futuro en cinco años se mencionaron en primer lugar
completar estudios (68%), seguido de encontrar un buen trabajo o mejorar condiciones laborales
(42,3%), tener vivienda propia (21,6%), establecer su propio negocio (19%) y establecer o mejorar
su vida en pareja (5%).
Retomando los referentes teóricos de García del Castillo, et al. (2016) un elemento
importante en la salud mental es la resiliencia, enfocada desde la capacidad de adaptabilidad, a
relacionar factores externos e internos y como una capacidad de enfrentar las adversidades y
proceso (p.61). Es decir, una persona, a pesar de encontrarse en situaciones de carencia, de tensión,
puede contar con la capacidad de sobreponerse, adaptarse y tomar decisiones. El tener una visión
positiva del futuro y trazarse metas personales, son elementos importantes para impulsar a las
personas a tomar control de sus vidas y considerarse capaces de alcanzar metas.
La Secretaría cnica de Salud Mental (2018), explica que la Salud mental es compleja,
pues conjuga varios elementos y destaca que es un proceso que implica la autoestima, la
autonomía, la capacidad para responder a las demandas de la vida en diversos contextos. Es decir,
la salud mental debe cuidarse en todas las poblaciones, todos los días. Y en especial la de las
personas jóvenes, a quienes debe garantizarse el cumplimiento de sus derechos, para que tengan
una adecuada autoestima y cuenten con recursos y elementos que les permitan gestionar un
proyecto de vida que les genere el cumplimiento de metas personales.
La Tercera Encuesta Nacional de Juventudes se realizó en el 2018 y brinda información
sobre salud mental de esta población en ese momento y las situaciones de emergencia internacional
y nacional presentadas en el 2020-2022 por la COVID-19, pudieron agregar más elementos
estresores en la población afectando la salud mental de las personas jóvenes, cuyas repercusiones
son sentidas y vividas aún por la población.
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CONCLUSIONES
La salud mental en personas jóvenes es un aspecto vital y es sumamente complejo, pues
implica varios factores que se relacionan con la percepción del bienestar subjetivo y la calidad de
vida de las personas, factores que pasan por la sana convivencia y por la autorrealización personal.
Al encontrarse las personas jóvenes en una etapa de vida en la que el estudio se convierte en una
herramienta para la convivencia social, para asegurar el ingreso a empleos de calidad y
competitivos, se evidencia que jóvenes entre los 15 y 17 años no están en el sistema educativo
(14,5%) y que la población con edades entre los 18 y 24 años, un 44% no se encuentra estudiando.
Por otra parte, queda evidenciado que se presentan diferencias por sexo que afecta la
permanencia en el sistema educativo de manera diferente a hombres y a mujeres, el cuido de
personas e hijos se presenta como situaciones limitantes para que las mujeres continúen con sus
estudios.
Se concluye en este estudio que las personas jóvenes se enfrentan a dificultades
estructurales que les impiden acceder a puestos de trabajo: la edad, la falta de experiencia y falta
de capacitación se convierten en las principales limitantes para su incorporación en el mundo
laboral.
Las situaciones de violencia en la pareja son vividas por cientos de personas jóvenes,
independientemente de su sexo. Es importante redoblar esfuerzos para acercarnos a las personas
jóvenes y ofrecer apoyo ante estas situaciones de violencia, la determinación de mecanismos para
interponer denuncias y como solicitar medidas de atención y protección, son impostergables y
deben ser conocidas por la población, para ello el establecimiento de campañas divulgativas sobre
derechos humanos y mecanismos de exigibilidad deben ejecutarse, enfocándose en los
adolescentes, jóvenes y jóvenes adultos.
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RECOMENDACIONES
Los datos de este estudio dejan en claro que hay situaciones que deben ser atendidas en lo
inmediato y a largo plazo. Para asegurar la permanencia de la población de adolescentes en las
aulas, se deben mantener los esfuerzos por brindar formación en salud sexual y salud reproductiva
y, por otra parte, mantener y mejorar las ofertas de becas y apoyos socioeconómicos para que se
puedan sufragar los costos de los estudios, información específica para jóvenes adolescentes y
jóvenes adultos. Esta información debe estar organizada, fácil de ubicar y comprender por parte
de la población.
Se hace imperativo, mantener y fortalecer en el accionar de las instituciones educativas los
protocolos de atención de situaciones de acoso escolar y desarrollar procesos de formación de la
sana convivencia, respeto mutuo y consecuencias de la violación de derechos a las personas
jóvenes y mecanismos de acción ante estas situaciones.
En cuanto a la temática de trabajo, se hace imperativo gestionar políticas públicas y
programas que promuevan la adquisición de experiencia laboral en personas jóvenes, la promoción
de pasantías, experiencias de intercambio, la propuesta de incentivos a empresas que acepten
personas jóvenes sin experiencia y certifiquen la misma, debe ser parte de las acciones a realizar
y esto de la mano de la promoción de las opciones en cuido de personas, para apoyar a las mujeres
jóvenes que tienen a cargo esta tarea, que les permita incorporarse al mundo laboral.
Se hace evidente mantener y fortalecer la Política Nacional de Prevención al Suicidio y
establecer estrategias de acercamiento y comunicación a la población joven. Es urgente establecer
estrategias de abordaje dirigidos a la población de hombres jóvenes, pues son ellos quienes
reportan intentos de suicidio y son los que más consuman el acto de suicidio. Es importante tratar
estos temas a mayor profundidad, porque están ligados en alguna medida a como la sociedad
plantea roles para hombres y mujeres, a estándares “ideal de persona exitosa”, que imprimen
demandas en la visión de las personas que generan tensiones y tocan las subjetividades de la
vivencia del ser joven.
Es significativo mantener la periodicidad de aplicación de la Encuesta Nacional de
Juventudes, la información analizada del 2018 evidencia la situación de las personas jóvenes en
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su salud mental, pero es necesario realizar la cuarta encuesta dado que en el contexto actual, se
suma una situación sin precedentes, la crisis mundial causada por la pandemia de la COVID-19,
esta situación que tiene sus inicios registrados en el año 2020, las medidas sanitarias
implementadas en los países para detener la movilidad de las personas y así contener los casos de
contagio que trajo consigo repercusiones en ámbitos como el laboral, económico, social,
académico y convivencia social, y no de menor relevancia la salud mental de la población en
general y, particularmente, en la población joven. Es decir, la población costarricense durante más
de dos años vivió las medidas sanitarias y las repercusiones, sociales, económicas, laborales,
psicológicas de estar inmersa en una pandemia, con afectaciones multifactoriales como las
indicadas.. Todas estas situaciones pueden afectar la salud mental de las personas jóvenes y sus
familiares, al introducir grandes retos, tensiones a la vida cotidiana de las personas, asociados a
una situación mundial marcada por la enfermedad física y la muerte de miles de personas.
Las medidas sanitarias limitaron la interacción física de las personas con el objetivo de
evitar los contagios y con ello se redujeron las jornadas laborales, se produjeron cierres de locales,
escuelas colegios, universidades pasaron a clases virtuales, se cerraron parques, plazas, centros de
entretenimiento y mediante los medios de comunicación el pueblo costarricense llevaba el pulso
del número de contagios y muertes por día
5
. La incertidumbre de las repercusiones de la COVID-
19, el estigma de las personas contagiadas, el temor ante la creación y prueba de vacunas, el paso
abrupto a un mundo virtual, incrementaron el estrés que la población tenía. Prácticamente, el país
durante los años 2020 y 2021 se aboca a medidas de protección de la salud, limitando el contacto
físico, pero que esto acarreó también como efecto colateral reducción de jornadas de trabajo, cierre
de negocios, como se ha indicado. Así mismo hubo mayores exigencias de entrar a un mundo
digital para realizar estudios académicos, solicitar servicios, realizar trámites y compras, entre
otros. Y con ello se abrió una ventana de oportunidades con el comercio digital; pero quedó al
5
En Costa Rica el 08 de marzo de 2020 mediante la Directriz 073-S-MTSS, el Presidente de la República, el
Ministro de Salud y la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, señalaron ordenar a todas las instancias ministeriales
atender los requerimientos para la atención de la alerta sanitaria por la COVID-19 y en cumplimiento de la Directriz,
se adoptan medidas internas inmediatas para garantizar el cumplimiento de los protocolos emitidos. En seguimiento
al accionar de la población ante la COVID-19 y por la situación sanitaria, el 16 de marzo de 2020 se emite el Decreto
Ejecutivo N°42227-MP-S, declarando estado de emergencia nacional en todo el territorio de la República de Costa
Rica. Esta situación se mantuvo hasta el 10 de agosto de 2022, dado que mediante el Decreto Ejecutivo N.° 43650-
MP-S se declaró la cesación del estado de emergencia, comunicado en el Decreto Ejecutivo N.° 42227-MP-S.
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descubierto una brecha, entre quienes sí y quiénes no contaban con acceso a internet de calidad, a
equipos tecnológicos, y a la formación en el manejo responsable y seguro de los espacios digitales.
6
Es decir, la población costarricense ha estado enfrentando situaciones de seguridad internacional
y nacional, estas circunstancias han incrementado los niveles de incertidumbre en la población del
país y han dejado en evidencia los retos que se tienen respecto a mantener el acceso a servicios de
calidad, que permitan desarrollar una adecuada salud integral de la población; y en especial, a la
población joven del país.
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6
En el primer semestre del año 2022, el país en cumplimiento de las medidas de la Administración de
Gobierno del Presidente Rodrigo Chaves y de las tendencias mundiales, retorna a la presencialidad y busca una
reactivación económica, las secuelas en la economía, en la educación, en la salud física de las personas y en la salud
mental están latentes; dado que la emergencia mundial aún continúa al presentarse nuevas variantes del virus. Pero el
país se enfrentó a una nueva situación, instituciones del estado se vieron vulnerables al enfrentarse a un ataque
cibernético, el día 18 de abril del 2022, se inician ataques cibernéticos a instituciones y se declara emergencia nacional,
instituciones como la Caja Costarricense del Seguro Social, El Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Educación
Pública comunicaron a la ciudadanía que estos ciberataques afectaron sus sistemas de información y esto repercutió
en los servicios que las instituciones brindaban.
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