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Durante la crisis se buscan soluciones, se hace un inventario y se sopesan las posibles
alternativas para identificar la posibilidad de producir algún cambio, y con ello disminuir el dolor.
En este proceso aparecen los pensamientos sobre la muerte como una posible solución, y las otras
opciones parecen ineficientes para reducir la intensidad de la crisis (Bouchard, 2006). Esta actitud
se vuelve comprensible cuando se reconoce que el objetivo último del evento suicida es producir
un cambio, tanto en sí mismo como en el entorno. Los esfuerzos y la esperanza se centran en lo
que se desea adquirir: tranquilidad, paz, liberación del sufrimiento, sensación de bienestar.
El evento suicida es como el último grito, un grito a la sociedad que intenta decir: “¿ves?
Yo sí ocupaba ayuda”, expresando así el carácter relacional del evento suicida tanto en la génesis
como en la resolución de la crisis. Este grito es una forma de comunicar que ya no se desea vivir
más de la forma en la cual se está viviendo, no necesariamente implica morir.
Yo creo que en la mente de uno es el final de los problemas, de todo, de que voy a dejar de
sufrir y al final es ambos, o sea como te digo, cuando yo lo pienso ni siquiera yo recuerdo
haber pensado en que voy a morir, pues sí, pero, pero lo que piensa uno es en que lo que
se van a acabar son los problemas. Ese sentimiento de vacío se va acabar, nunca lo pensé,
nunca lo vi de forma en que iba acabar con mi vida también. Puede sonar muy lógico,
pero, pero, di, yo creo que al menos yo nunca lo pensé, que no solo iba acabar con mis
problemas, sino que también iba acabar con las cosas bonitas (…) Y cuando uno está
pensando, tiene una idea suicida y cree que el suicidio es la solución no piensa en eso, en
que se va acabar la vida. (Antonio, comunicación personal, 3 de julio, 2020)
La experiencia de Antonio ilustra cómo se manifiesta la dialéctica suicida, en la ideación
se identifica al suicidio como la solución y final de los problemas, el suicidio expresa el medio a
través del cual se va a dejar de sufrir: se va a acabar el sentimiento de vacío y la sensación tan fea
de sentirse deprimido y hundido; se ignora que con morir no solamente se acaba con los
problemas, sino que también con las cosas bonitas, se acaba con la vida. En este sentido,
Rocamora (2013) refiere que la dialéctica suicida expresa el objetivo de matarse, pero también de
vivir de otra manera; el deseo es de liberarse, cambiar, de vivir. Lo cual denota que un abordaje
sensible del fenómeno puede ofrecerle a la persona diversos recursos psicosociales para gestionar