Investigación en Juventudes:
Vol. 11, Núm. 1, 2024
Revista del Consejo de la Persona Joven
ISSN: 2215 4442
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Licenciada en Orientación, Máster en Desarrollo Social de la Universidad Libre de CR. Doctorante en el
Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura de la Universidad de Costa Rica. Funcionaria del Consejo
Nacional de la Persona Joven, San José, Costa Rica, jarce@cpj.go.cr
Violencia en el lenguaje. La construcción social de la enfermedad.
Metáforas, estigmas y estereotipos sobre VIH/sida en personas jóvenes.
Violence in language. The social construction of the disease.
Metaphors, stigmas and stereotypes about HIV/AIDS in young people.
Johanna Astrid Arce Sancho1
En esta investigación se realiza un análisis de las manifestaciones de violencia que se presentan a través
del lenguaje, por las ideas relacionadas al VIH/sida, mismas que son construidas por el entorno social
sobre la enfermedad y repercuten en las personas. Se discuten principios teóricos respecto al lenguaje,
manifestaciones de violencia y se analizan los resultados de dos estudios sobre personas jóvenes, uno de
ellos la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes 2018 realizada en Costa Rica y el segundo estudio que
se retoma es la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, realizada en Costa Rica en el año
2010.Se evidencia que las personas jóvenes requieren mayor información sobre las formas de trasmisión
del VIH , formas de protección. También es importante en promover un uso adecuado del lenguaje, de
manera que las manifestaciones de violencia, sean minimizadas, con el uso de un lenguaje claro,
respetuoso de las personas.
Palabras clave: Juventud; juventudes; violencia; VIH/sida.
In this research, an analysis is made of the manifestations of violence that occur through language, due to
ideas related to HIV/AIDS, which are constructed by the social environment about the disease and have
an impact on people. Theoretical principles regarding language, manifestations of violence are discussed
and the results of two studies on young people are analyzed, one of them the Third National Youth
Survey 2018 carried out in Costa Rica and the second study that is taken up is the National Survey of
Sexual and Reproductive Health, carried out in Costa Rica in 2010.Se evidence that young people require
more information about the forms of HIV transmission, forms of protection. It is also important to
promote an appropriate use of language, so that manifestations of violence are minimized, with the use of
clear language, respectful of people.
Keywords: Youth; Violence; HIV/AIDS.
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INTRODUCCIÓN
Los seres humanos como seres sociales se agrupan para conformar familias, tribus,
comunidades y establecen relaciones para “garantizar” el funcionamiento del grupo y la
protección de sus miembros. En estas relaciones se conjugan el establecimiento de
liderazgos, jerarquías y juegos de poder. Es así que en las sociedades se realizan asociaciones
entre hechos, acciones, reacciones, costumbres y se les asignan códigos para hacerse entender
entre sus miembros. Culturalmente se dan interpretaciones y significados a hechos y se les
da sentido, esto se trasmite entre los miembros de una comunidad y se pueden asumir como
“creencias” o “verdades” inclusive de generación a generación.
Estos procesos de elaboración de ideas en los grupos es lo que se denomina
“construcciones sociales, estas también se denominan socioconstruccionismo . Mendoza
(2015) explica que es “una traza de pensamiento compartido, de una perspectiva que, si bien
no es uniforme, comparte ciertos postulados y perspectivas, y pone especial énfasis en el
lenguaje como material fundamental en la edificación de la realidad (Mendoza, 2015, p.87).
Desde dichas construcciones sociales se establecen relaciones entre los miembros de
una sociedad, por ello tiene gran relevancia que desde las ciencias sociales se realicen análisis
de las consecuencias de estas “construcciones en los diferentes grupos sociales, para
entender cómo se estructuran las relaciones entre sus miembros.
Mendoza (2015) cita a Vygotsky, y explica que se basa en tres supuestos para analizar
las interacciones, los discursos y la construcción social: 1) un análisis genético y/ o evolutivo;
2) las funciones mentales de las personas son, en primera instancia, sociales, y 3) la acción
humana se encuentra mediada por herramientas y signos. Para el primer punto se enfoca en
analizar las condiciones externas de la vida social, en las formas histórico-sociales de la
existencia del hombre. El segundo aspecto se relaciona con constitución lingüística de lo
psicológico con clara delineación social, ética y retórica. Ser parte de un grupo o colectividad
implica saber cómo actuar desde la postura de ese grupo: pensar, sentir, hablar, comportarse
y hacer inteligible el mundo. Retoma Mendoza las ideas de Vygotsky quien desde el campo
psicológico habla de “herramientas psicológicas” y “herramientas técnicas”; las primeras
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bien pueden ser los signos, las segundas, instrumentos o herramientas. Vygotsky habla de
los sistemas de signos, como el lenguaje, los diagramas o la aritmética, el sistema numérico,
y su poder mediacional en las funciones intermentales e intramentales, pues son mediadores
de la acción humana (p.92). Así da énfasis en la función primaria del lenguaje, es la función
comunicativa, el contacto social, la influencia sobre los individuos que nos rodean.
Desde ese enfoque Vygotsky explica que un signo siempre es originariamente un
medio usado con propósitos sociales, un medio para influenciar a los otros, y con el tiempo
es un medio para influenciarnos a nosotros mismos; “los signos externos se traducen en
instrumentos subjetivos de la relación con uno mismo: autodirigen y regulan la conducta y el
pensamiento de las personas” (Mendoza, 2015, p. 93). Desde esta perspectiva explica
Mendoza (2015) que al usar palabras, estas traen una carga cultural, como todo signo, no sólo
designa un objeto, sino que va más allá, pues transmite un contenido cultural. Plantea que
tomamos decisiones sobre que palabras usar y con quien usarlas y esto es por los grupos con
los que interactuamos y allí se introduce el diálogo.
Mendoza (2015) plantea que las sociedades actuales tienen acceso a teorías
científicas, a contenidos, a datos, lo cual les permite tener más conocimiento; y eso se
incorpora en su lenguaje.
Es ahí donde encontramos un trayecto de la ciencia al sentido común. Esto es, se va
de lo abstracto a lo concreto; del descontexto al contexto; de la teoría al empirismo;
del significado al sentido; del concepto a la palabra. A eso se le puede ir considerando
un proceso en la construcción social del conocimiento, y su elemento central es el
lenguaje, sus narrativas. (Mendoza, 2015, p. 105)
Este autor explica que se puede identificar formas de lenguaje, dependiendo de los
espacios, por ejemplo “lenguaje académico”, “el lenguaje legal”, “lenguaje coloquial” entre
otros y eso marca las relaciones de las personas que comparten ese espacio. Y plantea formas
de analizar el conocimiento compartido, el lenguaje y las interacciones. Se posiciona en el
análisis de un salón de clases y plantea que se podrían analizar aspectos como: ideologías,
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discursos de poder, reglas básicas del habla en clase, rituales, conceptos, y los ejemplos y
metáforas.
Analogías, metáforas y ejemplos: La realidad se edifica con cosas, con emociones,
con símbolos, con significados, pero también con metáforas. Los distintos discursos
que sobre la realidad existen están edificados, en mayor o menor medida, con
metáforas o con formas discursivas que en algún momento fueron metáforas. Tanto
los discursos de las ciencias como los de la vida cotidiana están atravesados por ellas.
A ellas, a los ejemplos y las analogías, las comparaciones, se recurre para explicar un
tipo de conocimiento sobre la base de un discurso familiar, conocido. (Mendoza,
2015, p.113)
Un aspecto que se ha presentado como muy relevante es el análisis de las
concepciones entre “lo bueno y lo malo”, “lo normal y lo anormal”, entre “lo sano y lo
enfermo”. Dado que dependiendo de esas ideas, así se procede a “catalogar a las personas”
y esto trae consecuencias en el trato hacia ellas.
En este trabajo, se centra la atención en la construcción social sobre la enfermedad,
específicamente en el VIH/sida, se retoman elementos sociales y las repercusiones que ha
tenido en las personas y muchas se presentan en manifestaciones de violencia. Por otra parte,
se presenta un análisis sobre el VIH en personas jóvenes y el nivel de conocimiento
comprensivosobre el VIH que poseen. También se retoman datos de la Tercera Encuesta
Nacional de Juventudes, (2018) realizada por el Consejo de la Persona Joven.
En Costa Rica las personas jóvenes representan el 38% de la población de Costa Rica
(INEC, 2023) son el grupo poblacional de mayor número, esto debe considerarse a nivel de
políticas públicas y programas de prevención y atención del VIH. Dado que este grupo
poblacional se encuentra en un momento de formación académica, de inicio de la vida sexual
y etapa reproductiva, así como en la definición de sus intereses vocacionales y construcción
de su identidad personal. Este es un momento en el desarrollo de la persona, en que contar
con información y formación sobre salud sexual y salud reproductiva, puede marcar la
diferencia respecto a comportamientos y prácticas en las personas jóvenes. Por otra parte, el
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conocimiento sobre el VIH y sus formas de prevención, también influencia en la forma en
que “visualiza la enfermedad” y cómo se trata en la sociedad a quienes la tienen, de manera
que se puedan identificar prácticas violentas y puedan ser minimizadas.
A inicios de los años 80 se dio la aparición de una nueva enfermedad en el mundo
que cobró cientos de vidas humanas. En un inicio se le relacionó con conductas o prácticas
sexuales ligadas con la homosexualidad y/o promiscuidad. El tratamiento médico ha
avanzado y el VIH ha pasado de ser una enfermedad terminal” a ser considerada por el
mundo médico una “enfermedad crónica”. Es decir, aunque no se tenga la “cura” con el
tratamiento de antiretrovirales, la persona puede continuar con el tratamiento durante el resto
de su vida, aminorando los síntomas y previniendo las complicaciones en su salud.
Según los datos de las ONUSIDA (2023) se tiene que en el mundo:
39,9 millones [36,1 millones-44,6 millones] vivían con el VIH en todo el
mundo en 2023.
1,3 millones [1 millón-1,7 millones] contrajeron la infección por el VIH en
2023.
630 000 [500 000-820 000] personas fallecieron a causa de enfermedades
relacionadas con el sida en 2023.
30,7 millones de personas [27-31,9 millones] tuvieron acceso a la terapia
antirretroviral en 2023.
88,4 millones [71,3 millones-112,8 millones] de personas contrajeron la
infección por el VIH desde el comienzo de la epidemia.
42,3 millones [35,7 millones-51,1 millones] de personas fallecieron a causa
de enfermedades relacionadas con el sida desde el comienzo de la epidemia.
En Costa Rica según los datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en
el año 2014 se reportaron 6 251 casos de VIH detectados en las Clínicas de atención del VIH
de la (CCSS), de ellos 4 819 recibían tratamiento anti retroviral y 582 eran nuevos casos.
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Para el año 2015 se tenían reportado un total de 7 214 personas con VIH, de ellas 5 558
estaban con tratamiento anti retroviral y 738 fueron reportados como nuevos casos.
Las clínicas de pacientes en control de VIH de la CCSS reportaron un total de 67
casos atendidos a menores de edad, 12 eran en preescolares, 36 eran adolescentes y 19
correspondían a niños y niñas en edad escolar (CCSS, 2016).
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En Costa Rica, datos preliminares de la Dirección de Vigilancia de la Salud
reportan al 10 de noviembre del 2023 un total de 816 casos de VIH-SIDA, de los
cuales 685 son hombres y 130 mujeres, siendo la mayoría de estos casos
concentrados en el grupo etario de 25 a 29 años.
Las provincias con más casos notificados son San José con 259, Alajuela con 119
y Heredia con 78 casos. Por su parte, durante el año 2022 se registraron un total
de 857 casos de VIH-SIDA, de los cuales 732 eran hombres y 123 mujeres.
(Noticias Costa Rica, 2023. Estas son las provincias con más casos notificados
de VIH-sida | NCR Noticias - Noticias Costa Rica)
Una de las medidas tomadas por la CCSS para evitar el contagio de madre a hijo, es
la inclusión de la prueba del VIH dentro del protocolo de atención a las mujeres embarazadas,
de esta manera se detectan las madres con VIH y se programa el nacimiento por medio de
cesárea para proteger al bebé.
Según los datos de la CCSS (2016)
Para el período 2002-2015 se registraron 1882 defunciones por sida. El 81,1% de las
defunciones se presentaron en el sexo masculino. El grupo de edad en donde se
registró el mayor número de defunciones fue el de 30 a 49 años, aportando el 58.3%
de las defunciones en el período. (CCSS, 2016, p.12)
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CCSS (2016) Exposición Avances y logros en la atención clínica a personas con VIH en la CCSS. Material
digital
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Se explica que “Aunque existe insuficiente información en el país, en el mundo se ha
documentado un aumento de la epidemia y del estigma y la discriminación, que afecta de
manera particular a mujeres y jóvenes” (p.19). Destacan los siguientes datos de ONUSIDA,
para el año 2015 se estimó que 2.3 millones de las personas viviendo con VIH, correspondía
a adolescentes y mujeres jóvenes, lo cual, a su vez constituye el 60% de las personas jóvenes
viviendo con VIH entre los 15 y los 24 años.
Es por estas razones que esta investigación analiza a las juventudes, en un contexto
en el que están expuestos a contraer el VIH o Sida, y por otra parte, pueden convivir y tener
relación con personas que viven con el VIH/sida; y en la sociedad actual se han manejado
por medio del lenguaje estigmas y violencia a quienes están relacionados con esta infección.
METODOLOGÍA
El presente documento realiza un análisis sobre la construcción social sobre el
VIH/sida, enfatizando en las expresiones de violencia que se pueden presentar ante la persona
que tiene el VIH-sida, para ello se tomaron autores como Sontag Susan (1988), Fausto-
Sterling Anne (2006), Halperin David (2000), Bourdieu (2012), Goffman Erving (2006),
Bernández (2008), Weeks Jeffrey (1993), Foucault (2010), Berger y Luckmann (1999),
Fernández (2019) y Mendoza (2015).
De estos autores se rescatan elementos teóricos sobre la enfermedad, su concepción
y repercusiones en la cultura. Por otra parte, se retomaron fuentes como la Organización de
Naciones Unidas (ONU) y del Ministerio de Salud de Costa Rica para tener un acercamiento
a la situación del VIH en el mundo y a nivel del país.
En un segundo momento se analizan resultados de la Encuesta de Salud Sexual y
Salud Reproductiva realizada por el Ministerio de Salud en el año 2010, en cuanto al
Conocimiento Comprensivo sobre VIH/sida en personas jóvenes. También se retoman
aspectos de la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes (2018), respecto a acceso a
información sobre VIH/sida, prácticas sexuales, número de parejas y uso del condón. En un
tercer momento, se elaboraron las conclusiones y recomendaciones de este estudio.
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A continuación se analizan aspectos que diversos autores plantean sobre la
construcción social de la enfermedad de VIH/sida, así como elementos teóricos sobre el
estigma y estereotipos, formas de violencia que atañen a la población con VIH.
CONSTRUCCIÓN SOCIAL SOBRE EL VIH/SIDA
Como punto de partida en este análisis se aborda aspectos sobre la construcción
social”, para Berger y Luckmann (1999) las sociedades en la “vida cotidiana” crean
conocimiento respecto a sus vivencias y ese “conocimiento” es tomado como “verdades”, es
por ello que consideran que la sociología del conocimiento debe analizar a profundidad estas
relaciones. Es decir, las personas en su interacción diaria, generan experiencias que les
hacen establecer conclusiones y estas son trasmitidas a otros miembros, creándose así “un
conocimiento”, el cual es aceptado por los miembros del grupo como una “verdad.”
Afirman estos autores que la “vida cotidiana” se organiza alrededor del “aquí” de mi
cuerpo y el “ahora” de mi presente, pero también se suman las formas en que un individuo
actuó en el pasado y las experiencias que ha tenido. Por otra parte, plantean que la “vida
cotidiana” está marcada por la interacción con otras personas, por encuentros “cara a cara”,
en los cuáles el individuo se relaciona con otros y se crea una “tipificación”, algunos
individuos pueden ser tipificados como únicos por su importancia para la persona y otros
individuos pueden tipificarse de “anónimos” como para el caso de quienes no son tan
cercanos a la persona (Berger y Luckmann, 1999 p.39, 51). Es decir, una persona en su diario
vivir puede tener un grupo de personas tipificadas como “únicas” y podría ser su círculo de
amigos más cercanos o su familia y por otra parte puede tener personas tipificadas como
“anónimas” que pueden ser aquellas con las que no tiene cercanía como lo son los policías,
los transeúntes o dependientes en una tienda. Para estos autores, entre más se pierde el
contacto “cara a cara” hay más posibilidades en tipificarse en “vida anónima” a esa persona.
Es así que afirman que “la estructura social es la suma de todas las tipificaciones y de
las pautas recurrentes de interacción establecidas por intermedio de ellas (Berger y
Luckmann, 1999 p. 52).
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Explican que la expresión humana es capaz de “objetivarse” de manifestarse en
productos de la actividad humana, los cuales sirven como índices de los procesos subjetivos.
Para ellos, un caso especial de “objetivación” es la creación de signos. Los signos se agrupan
en una gran cantidad de sistemas. Para estos autores el lenguaje tiene un papel muy
importante y lo denominan como “un sistema de signos vocales, es el sistema más importante
de la sociedad humana” (Berger y Luckmann, 1999 p. 35). En resumen, el lenguaje permite
establecer relaciones, crear símbolos, crea estructuras de representación simbólica, es parte
de la “vida cotidiana” y a la vez la trasciende al atraer al presente situaciones pasadas y
futuras.
Es así, que lenguaje es un complejo sistema de símbolos y representaciones, se hace
imperativo considerarlo para entender su impacto en las personas y en la cultura.
EL LENGUAJE Y SU IMPACTO EN LA CULTURA
Para Bernández “el lenguaje crea, transforma y además puede engañar”, explica que
muchas concepciones se toman como naturales y ciertas, por tanto, no se cuestionan (2008,
p. 35). Para este autor, el lenguaje crea “categorías”, pero el manejo de las mismas puede ser
limitado y en cada palabra se da una connotación que es un valor afectivo determinado y la
realidad puede ser manipulada por las palabras de manera inconsciente o consciente. Explica
que no es posible hablar de “una lengua materna” como si se trasmitiera de “madre a hijo”
en un sentido “fisiológico”, sino que es algo aprendido y los idiomas han sido influenciados
por otros, de hecho, muchas palabras de otros idiomas son tomadas, utilizadas y reciben
variaciones por parte de los pueblos.
Para este autor es necesario debatir la idea de que existen conceptos “universales”,
pues no necesariamente todas las culturas entienden o definen de igual manera la familia o
dios, en su análisis encuentra diferencias en los conceptos que están permeados por la cultura
(Bernández, 2008).
Fernández (2019) aborda el lenguaje y lo define lenguaje
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Es una forma simbólica, un proceso de comunicación mediante el cual transmitimos
información de sentimientos y pensamientos a través de imágenes o palabras que son
creadas por las personas y éstas a su vez son construidas por aquellas… El lenguaje
verbal en concreto es una de las formas s importantes para expresarse y
comunicarse (Saussure, 1980), y no es neutro ni inocente, siendo utilizado desde los
que tienen el poder. (p.130)
La violencia es “Daño ejercido sobre los seres humanos por parte de otros seres
humanos” (Jiménez-Bautista, 2012:14). Mucho se ha discutido si la violencia es parte
de la naturaleza humana o de la cultura, en la actualidad las ciencias sociales se
decantan por lo segundo, y se añade que posee una gratuidad biológica e
intencionalidad psicológica, además que no es innata se aprende. (Fernández, 2019,
p. 131)
Esta autora explica que hay tres tipos de violencia y se basa en Galtung (2003) la
directa, estructural y cultural. La violencia directa es visible, ejercida directamente y tiene
que ver con el comportamiento, físico, psicológico y verbal. La violencia estructural no
visible e indirecta tiene que ver con la negación de las necesidades, desigualdad, explotación,
represión, entre otras. Y la violencia cultural la cual forma parte también el lenguaje, entre
las ideas, normas, valores, religiones, ideología, o arte, es invisible en ocasiones y se
relaciona con actitudes, se usa para legitimar la primera y la segunda. Entonces la violencia
en el lenguaje es su utilización clara y directa como acción en el habla toda vez que su empleo
justificatorio de otros tipos de violencia a través del discurso que es un acto social.
(Fernández, 2019, p.131)
Fernández (2019) realiza un análisis de los elementos que violentan el ser mujer-
hombre en la cultura y plantea que en el lenguaje “hay una tendencia al señalamiento y
desprecio de la otra, y esto tiene lugar en ámbitos distintos, desde la morfología y el género
gramatical hasta el léxico, la semántica y los estereotipos de género, pasando por narrativas
tradicionales y populares como refranes, acertijos, chistes y canciones” (p.130). Plantea que
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el lenguaje, puede promover, perpetuar, validar ideas preconcebidas de una persona o
situación y tienen una carga emocional, que puede sentirse como un mandato social.
Fernández (2019) cita a Arisó y Medina, 2010, quienes explican que
un lenguaje que produce y reproduce la violencia cultural, simbólica, psicológica y
lingüística, todas ellas fincadas en la violencia estructural y la lógica de la dominación
en las relaciones de poder que condicionan formas de pensar, sentir, hablar y vivir,
divide a hombres y mujeres, otorga valor distinto a cada identidad, origina actos
cognitivos y políticos violentos. (p.130)
Esta autora se basa en teóricos como Ducrot y Todorov, 1984; Benveniste, 1984 y
plantea que el lenguaje Es una forma simbólica, un proceso de comunicación mediante el
cual transmitimos información de sentimientos y pensamientos a través de imágenes o
palabras que son creadas por las personas y éstas a su vez son construidas por aquellas
(p.131). Expone que el lenguaje es base para la cultura, desde su utilización se definen
sentimientos, porta creencias que son pre formados y pre organizados de percepción que
filtran la comunicación intersubjetiva e intra psíquica; el lenguaje es la forma más importante
de expresarse y comunicarse y no es neutro, desde quien lo utiliza puede ser una forma de
expresión de poder. Las personas se estructuran de acuerdo a como el lenguaje conforma el
mundo y las relaciones sociales, es decir se configura “universos simbólicos e imaginarios
culturales” y las personas a su vez construyen y nombran el mundo a través del lenguaje (pp.
132, 133).
Fernández (2019) concluye basada en Arisó y Medina, 2010 que “Combatir no lleva
a ninguna parte, lo que se resiste persiste, si atacas hay contra ataque, y así se reproduce la
violencia de forma infinita. Lo posible es crear conciencia de la existencia de este tipo de
expresiones lingüísticas violentas y dolorosas, y evitarlas, no ejercerlas, corregirlas o
abstenerse de pronunciarlas, esto es, no participar en su reproducción, corregirla si es el caso.
Se precisa construir relaciones respetuosas entre las personas, ético-políticas, un nuevo pacto
social para eliminar las formas violentas que transforman la diferencia en desigualdad (p.
143).
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Explica que una solución es la educación y la concientización, para que no se
reproduzca mensajes discriminatorios y violentos. Y se debe apostar por la educación para
la paz, por medio de campañas, leyes, y políticas públicas.
Ante este aspecto se torna imprescindible realizar un análisis de cómo la sociedad,
concibe la enfermedad y específicamente el VIH/sida, considerando el manejo del lenguaje.
METÁFORAS SOBRE LA ENFERMEDAD Y EL VIH
Sontag (1998), realiza un análisis del lenguaje partiendo de su formación profesional
como lingüista, tomando las palabras que utilizan en el marco de “la enfermedad” y lo
relaciona con el “significado” que tienen para las personas. La autora escribió el texto La
enfermedad y sus metáforas y años después, realiza una relectura del mismo ante la aparición
del sida y así lo nutre, incluyendo un análisis de las metáforas usadas ante el sida.
El análisis que realiza Sontag (1998) se basa en el uso de las metáforas que se
relacionan con las enfermedades y específicamente con el sida. Ella parte de la siguiente
definición:
La Metáfora consiste en dar a una cosa el nombre de otra. Decir que una cosa es o
que es como algo- que no es- es una operación mental tan vieja como la filosofía y la
poesía, el caldo de cultivo de la mayor parte del entendimiento, inclusive el
entendimiento científico y la expresividad. (Sontag 1988, p. 93)
Se puede deducir que la metáfora “es una forma de mencionar, de representar algo,
de renombrarlo”, la utilización de metáforas, hace que un concepto tenga distintos
significados; y los significados que les demos hacen que las personas tengan “posiciones” y
“emociones” ante los mismos. La autora plantea que “…no es posible pensar sin metáforas.
Pero eso no significa que no existan metáforas de las que mejor es abstenerse o tratar de
apartarse” (Sontag 1988, p 93).
Es decir, Sontag (1988) nos hace reflexionar sobre el significado” que tienen las
metáforas y sobre todo invita a cuestionarnos sobre su origen y el por qué las usamos. Por
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otra parte explica que “ …todo pensamiento es interpretación. Lo que no quiere decir que a
veces no sea correcto estar “ en contra” de la interpretación” (Sontag 1988,p 93).
La autora hace un recuento de metáforas que se han utilizado y al ser tan usadas, son
aplicadas con regularidad y naturalidad por la sociedad, que caen en no ser cuestionadas, sino
que se toman como “verdades” o como “reales”. Expone varios ejemplos, entre ellos la
descripción de la sociedad como un cuerpo disciplinado regido por una cabeza”, esto tiene
su origen en los postulados de Política de Platón y Aristóteles (Sontag, 1988, p 94).
Para Sontag (1988) la medicina comenzó a utilizar las metáforas militares que
permearon todos los aspectos de la enfermedad y su tratamiento. Esta autora expresa que “el
cáncer” y su tratamiento tenían una “carga emocional” en el lenguaje que se utilizaba, por el
mundo médico y por la sociedad que afectaba a la persona que lo tenía. Este aspecto es
interesante, pues efectivamente las palabras tienen “poder” sobre el pensamiento y sobre las
emociones. La autora habla de las metáforas militares en el mundo médico y menciona
algunas entre ellas: “el cuerpo moviliza y responde con sus propias defensas inmunológicas”
(Sontag 1988, p. 96), “la respuesta con la quimioterapia es “agresiva”, “la enfermedad es una
invasora de la sociedad”. Para ella, la metáfora militar sirve para describir una enfermedad,
particularmente como se le teme “al extranjero”, contribuyendo a estigmatizar ciertas
enfermedades y por ende a quienes están enfermos. Se parte de la idea de que la
“enfermedad” viene de otro país, así que se procede a cerrar fronteras y a extremar controles
para con los migrantes (Sontag 1988 p. 98).
En el ensayo de Sontag (1988) se hace una llamada de atención sobre este aspecto,
enfatizando que es necesario utilizar un lenguaje correcto para referirse a estas situaciones y
usar los conceptos correctos. La autora se refiere a la enfermedad del cáncer y analiza las
repercusiones del lenguaje médico que se utiliza. Cáncer es un término genérico que
designa un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del
organismo; también se habla de tumores malignos o neoplasias malignas”” (OMS,2015).
Es decir “el cáncer” es uno nombre o categoría que puede ser utilizada por los médicos
y los pacientes, para referirse a un mismo “padecimiento”, pero el enfoque que ha tenido en
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la población ha sido como lo plantea Sontag (1998) “El cáncer diagnosticado como la
enfermedad propia de quienes nunca llegaron a vivir”(Sontag, 1988, p.99), esto ha
impregnado el pensamiento de la población, en el cual “un diagnóstico de “cáncer” es igual
a “a una sentencia de muerte”.
Esto es algo realmente muy fuerte, pues para quien es diagnosticado y para sus
familiares, el cáncer viene a cambiar la rutina y a pesar de que ha habido adelantos científicos
y tecnológicos en el tratamiento de esta enfermedad, en el imaginario colectivohay una
connotación pesimista. Por otra parte Sontag (1988) explica que con la aparición del sida, la
atención de las personas y la preocupación del “mundo médico”, pasó de centrarse en el
cáncer y se trasladó al sida.
Las connotaciones para una persona en tener cáncer o tener sida son muy diferentes,
para Sontag (1988) el en caso del sida la vergüenza va acompañado de culpa y al pensar en
el sida se relaciona con la conducta sexual de las personas. Partiendo de Weeks (1993) en su
trabajo “El malestar de la sexualidad” la sexualidad no es solo una temática o un concepto,
es algo mucho más complejo, que involucra al individuo, la sociedad y las concepciones
culturales respecto a la vivencia de la misma. Weeks (1993) afirma que “La sexualidad tiene
tanto que ver con las palabras, las imágenes, los rituales y las fantasías como con el cuerpo.
Fuente de dolor y placer, ansiedad y afirmación, crisis de identidad y estabilidad de mismo”
(Weeks,1993, p.20).
Es decir, la relación en el “discurso sobre el Sida” con la sexualidad es muy estrecha,
pues, aunque el virus se trasmita también por compartir agujas, o transfusiones de sangre o
de madre a hijo, la mayoría de los casos se reportan por “intercambio de fluidos corporales”
en lo que el virus puede pasar de un cuerpo a otro, por actividad sexual.
En una sociedad en la que “los comportamientos sexuales” están regidos por una
concepción “hetero-normativa” y en el marco de un mundo “marital” y de conductas “sanas
o correctas”, hace que el ser una persona con sida o ser “cero-positivo”, tenga además de la
enfermedad una carga emocional fuerte.
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Explica Sontag (1988) que ella tuvo cáncer, por ello escribió este libro y su objetivo
era calmar la imaginación no incitarla”. Ella pensaba que “las metáforas y los mitos matan”
(Sontag 1988 p100).
El Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (VIH), implica otras enfermedades,
denominadas “infecciones y malignidades oportunistas”, una persona puede tener el VIH,
pero no presentar ninguna manifestación, y esto ha sido confundido por las personas por falta
de conocimiento. Para esta autora el sida tiene genealogía metafórica dual: se describe como
una invasión y cuando se trasmite se habla de “polución”.
Pero la carga metafórica y las implicaciones emocionales son muy distintas en quien
tiene cáncer y en quien tiene sida. En tanto el cáncer puede asociarse o no con conductas “no
saludables” como lo es el fumar, el sedentarismo, comer mal; el sida se relaciona con
“conductas sexuales” y estas se relacionan con la promiscuidad, la homosexualidad, la
perversión.
Halperin (2000) retoma a Foucault quien define sexualidad como “un punto de pasaje
particularmente denso para las relaciones de poder” (Halperin, 2000, p. 48). Para Fausto-
Sterling (2006) la discusión sobre la sexualidad humana está vigente y pone en el tapete el
cuestionamiento sobre ¿es sexo o género?, ella asegura que “etiquetar a alguien como hombre
o mujer es una decisión social” (Fausto-Sterling , 2006, P. 17).
Resulta interesante que la sexualidad humana, no puede definirse, ni totalizarse, ni
biologizarse, dado que la evidencia científica del funcionamiento del cuerpo, no explica por
si sola el deseo, los gustos, las atracciones de las personas. En el análisis se debe agregar
otro elemento que es la socialización. Es decir, los procesos por medio de los cuales, la
persona aprende cuales son los comportamientos aceptados en su sociedad.
Es por estas razones que el manejo del diagnóstico del sida es tan reservado, pues
asegura Sontag (1988) las implicaciones del sida se tomaron como “la peste” y se relaciona
como un “castigo divino” como una forma de “limpieza social” de ciertos grupos.
Recordando la historia, a mediados de los años 80 es cuando grupos de personas gay,
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homosexuales, lesbianas se unen para exigir que las empresas farmacéuticas realizaran
investigaciones para buscar una cura al sida.
Para Halperin David (2000) “la militancia contra el Sida debe su forma particular (y
moderna) a las personificaciones sociales e institucionales del nexo de poder/saber contra el
que ha tenido que luchar” (Halperin, 2000, p. 49). Como él nombra: se luchó para irrumpir
en la industria y en los monopolios para democratizar el saber” (p. 49). Esto es algo muy
interesante, como aparece “una nueva enfermedad” y los esfuerzos para buscar una cura, se
vieron motivados por las demandas de los grupos quienes la “padecían”, pero esos grupos
eran “cuestionables”, inclusive para algunos “reemplazables”, dado que sus conductas eran
“tachables”. Pero algo cambió esta concepción, se empezaron a reportar casos de bebes que
nacían con Sida y una gran cantidad de mujeres contagiadas por sus esposos. Es decir, el
sida no era “selectivo”, no era una enfermedad para ciertos grupos. Es así que el sida como
fenómeno médico, ha concentrado “la atención en lo que Foucault denominó “biopoder” al
referirse a la participación del Estado de la tecnología para producir y regular la vida”
(Halperin, 2000, p. 49).
Es así que Foucault trabajó la idea que el cuerpo es un sitio de lucha política”
(Halperin, 2000, p. 50). Movimientos como Act Up, la teoría Queer y el Camp, aparecen en
escena como formas de resistencia, de grupos que exigen ser escuchados, atendidos,
respetados y sobre todo de ser reconocidos en la sociedad. “La exageración, la parodia, la
teatralización y la explicación de los códigos tácitos de conducta” son medios de resistencia”
(Halperin, 2000, p. 50). La expresión “salir del closet” para Halperin (2000) tiene una carga
muy fuerte de “poder”, para una persona exponerse a la opinión pública, al sarcasmo, a la
discriminación mostrarse ante el mundo con una forma de ser, que no se ajusta a lo que “la
mayoría, la norma” hace o lo que se considera “bueno, sano o moral”, es una prueba muy
fuerte (Halperin, 2000, p. 51).
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ESTIGMA Y ESTEREOTIPOS
En este apartado se abordan elementos de la definición de estigma y estereotipos y su
relación con las personas y el VIH/sida.
Para Bourdieu (2012) “el cuerpo es, como veremos una forma particular de
experimentar la posición en el espacio social mediante la comprobación de la distancia que
existe entre el cuerpo real y el cuerpo legítimo” (Bourdieu, 2012, p. 184).
Es decir, las personas identifican mediante el reconocimiento de sus cuerpos, como
son vistas en la sociedad en la que se desenvuelven, si pertenecen a cierta cultura, etnia,
estatus social. De igual manera, la persona puede percibir cómo es vista en la sociedad en la
que se desenvuelve, si se es aceptada, rechazada o ignorada.
Las sociedades establecen lecturas de lo que es óptimo para sus miembros y se
promueve mediante políticas y prácticas mecanismos para que las personas reproduzcan lo
que es visto como “bueno”, “aceptable” o “normal”.
Para Bourdieu (2012) “el cuerpo socialmente objetivado es un producto social que
debe sus propiedades distintivas a sus condiciones sociales de producción” (Bourdieu, 2012,
p. 186). Este autor introduce el concepto de “sujeto alienado” como aquel que no cumple
con lo establecido y por tanto es apartado. Es decir, muchas personas al no cumplir con lo
“deseable” pasan a estar en otra categoría, a ser tratados de manera diferente.
Goffman (2006) define estigma como “la situación del individuo inhabilitado para
una plena aceptación social” (2006, p. 7). El concepto fue creado para referirse a los signos
corporales con los cuáles se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el estatus moral
de quien los presentaba.
Mas tarde en la historia, afirma el autor se agregaron significados metafóricos, que
hacían alusión a los signos que aparecían por gracia divina y por otra parte a la referencia
médica a los signos corporales (Goffman, 2006, p. 11). El estigma entonces es una relación
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entre el atributo y el estereotipo (p. 12). Pueden, haber estigmas por características del cuerpo
o por la raza, religión u otra característica.
Para Goffman (2006) el individuo estigmatizado se define a mismo como igual a
cualquier otro ser humano, mientras que al mismo tiempo se define como un individuo
marginal (Goffman, 2006, p. 129). Para este autor se aprende a ser portador del estigma al
establecer relación con otros estigmatizados.
Explica este autor que el estigma está inscrito en lo corporal y demanda cierto tipo de
conductas. La visibilidad del estigma depende de: el conocimiento previo es decir el “grado
de estereotipación”, el grado de interferencia del estigmatizado y los grados de
decodificación de las audiencias.
Por otra parte, en las sociedades se establecen parámetros de comportamiento, normas
de convivencia que buscan establecer la forma de interacción entre sus miembros. Es decir,
las cargas sociales que tiene la enfermedad y en este caso la connotación del VIH sida en las
personas, trae consigo una carga emocional y por medio del lenguaje se ejerce violencia,
misma que puede estar fundamentada en el desconocimiento. Es por ello, que se hace
relevante poder identificar estas construcciones sociales, para minimizar los actos de
violencia hacia la población que vive con VIH sida.
VIH/ SIDA EN PERSONAS JÓVENES EN COSTA RICA
El grupo poblacional de personas en jóvenes en Costa Rica representa el 39% de la
población del país, colocándose en el grupo poblacional con mayor tamaño en la pirámide de
población (INEC, 2023). En Costa Rica la población joven está definida por la Ley General
de la Persona Joven como aquellos que tienen edades entre los 12 y 35 os, es decir es un
grupo que aglutina a adolescentes, jóvenes y jóvenes adultos.
Las generaciones actuales nacieron y crecieron en un mundo que ya tenía
conocimiento sobre la existencia del VIH/sida, además han sido conocedoras de que la
industria farmacéutica ha probado diferentes medicamentos para su tratamiento.
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Se retoman los resultados de la investigación Conocimiento Compresivo sobre VIH
en personas jóvenes en Costa Rica, realizado por Arce (2014) con los resultados de la
Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, realizada en Costa Rica en el año 2010.
Arce (2014) cita datos del Ministerio de Salud (2013) sobre la prevalencia del VIH
en personas jóvenes, y explica que durante el periodo 2002-2012, se presentaron tasas más
altas en hombres que en mujeres. En el grupo de edad de 20 a 24 años los hombres muestran
una tasa de 244.5 y las mujeres de 93.2, por cada cien mil personas. Las tasas se incrementan
en los grupos de jóvenes con mayor edad. De esta manera se presentan tasas de 47.3 en
jóvenes de 15 a 19 años, 170.8 en el grupo de edad de 20 a 24 años, 265.6 entre quienes
tienen 25 a 29 años y en el grupo de 30 a 34 años una tasa de 300.5 por cada cien mil
habitantes.
Esta autora cita a Sánchez y Valverde (2012), quienes plantean que los conocimientos
por si solos no son suficientes para lograr cambios en las prácticas sexuales de las personas;
pero constituyen el primer paso para la prevención, pues a partir de los mismos se desarrollan
actitudes y prácticas. En este mismo estudio Sánchez y Valverde (2012) determinaron que
las principales fuentes de información sobre sexualidad que tienen las personas jóvenes con
edades entre los 15 y 17 años son la madre (43.7%), el padre (20.9%), los docentes (26.6%)
y los amigos (20.4%).
En la investigación de Arce (2014) se creó una variable para analizar el
“Conocimiento comprensivo” sobre el VIH a partir de dos variables que identifican formas
de prevenir la transmisión del VIH y tres concepciones erróneas sobre modos de contraerlo.
El indicador se construyó de acuerdo a la definición establecida por ONUSIDA (ONUSIDA,
2010).
Es decir, para que una persona sea calificada con “Conocimiento Comprensivo sobre
el VIH”, debe contestar correctamente cinco ítems. De los principales resultados de la
investigación se desprende que el 24.7% de la población joven identificó correctamente las
principales formas de transmisión sobre el VIH y los modos de contraerlo, la mayoría un
75% no tiene conocimiento comprensivo sobre el VIH (ver Gráfico 1). A pesar de que la
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mayoría de los jóvenes identifica correctamente las formas de prevención de la infección por
VIH, el porcentaje que logra identificar correctamente los modos de transmisión puede
considerarse bajo.
Fuente: Arce (2014) Conocimiento Comprensivo sobre VIH en personas jóvenes en Costa
Rica.
La mayoría de las personas jóvenes identificó que el riesgo de transmisión se reduce
si se tienen relaciones sexuales con una única pareja fiel y no infectada (91.8%) y que el
riesgo de transmisión se reduce al utilizar el preservativo en cada relación sexual (93.7%).
Estas cifras se reducen a poco más del 50% al referirse a los modos de transmisión.
Al revisar los datos del gráfico 1, llama la atención que un 45% de las personas
jóvenes consideran que el VIH puede trasmitirse por la picadura de un mosquito y un 40,2%
piensa que el VIH puede trasmitirse por medio del sudor o de la saliva de una persona
infectada.
Las personas al tener información errónea sobre los modos de trasmisión del VIH
como lo es pensar en el mosquito o el sudor, lo que genera es el rechazo a estar cerca de una
persona que tiene el VIH. A pesar de que se han realizado campañas para prevenir el VIH e
24.7
91.8
93.7
51.4
54.9
59.8
75.3
8.2
6.3
48.6
45.1
40.2
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Todas las respuestas (Conocimiento comprensivo)
El riesgo de transmisión del VIH se reduce si se tienen
relaciones sexuales con una única pareja fiel y no infectada
Puede reducirse el riesgo de transmisión del VIH usando
preservativos cada vez que se mantienen relaciones sexuales
La persona que tiene el VIH siempre muestra un aspecto
enfermizo
El VIH puede transmitirse por medio de la picadura de un
mosquito
El VIH se puede transmitir por medio del sudor o de la saliva
de una persona infectada
Porcentaje
Items
Gráfico 1. Porcentaje de venes que respond correcta (e incorrectamente) a los ítems
que componen el indicador de conocimiento comprensivo. Costa Rica, 2010.
Correcto
Incorrecto
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informar a la población sobre los modos de trasmisión, los datos evidencian para el caso de
Costa Rica que la mayoría de la población joven del país, no cuenta con conocimiento
comprensivo sobre el VIH (Arce, 2014 p.11).
En la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes realizada por el Consejo de la Persona
Joven (2018), un 29, 5% de los encuestados se habían realizado exámenes de sangre para
detectar el VIH o sida (p. 63). Se les consultó si habían recibido información en los últimos
12 meses sobre temas relacionados con sexualidad y un 51,4% mencionó que había recibido
información sobre prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH o sida. De
estos un 47,1% eran hombres y un 55,5% eran mujeres (p. 68).
En este mismo estudio se determinó que un 33% de las personas jóvenes tienen
relaciones sexuales una vez a la semana y un 34% reportó tenerlas ocasionalmente. Quienes
reportaron estar casados (63%) o en unión libre (60%) reportan mayor frecuencia de
relaciones sexuales una vez a la semana o todos los días.
Por otra parte, de los encuestado el 80% de las personas jóvenes ha tenido una sola
pareja en los últimos doce meses un 7,6% reportó haber tenido dos parejas, un 4% reportó
haber tenido 3 parejas y un 5% reportó haber tenido 4 o más parejas en los últimos 12 meses.
Un 29% de los encuestados reportó haber usado siempre el condón.
Respecto a las razones para usar el condón un 51,3% lo uso para prevenir el embarazo,
un 16,4% para prevenir el VIH o sida, un 29% para protegerse de otras infecciones (p. 77).
En este estudio se indagó sobre la violencia que enfrentan las personas jóvenes: 3,5%
de las personas jóvenes reportó haber enfrentado abusos sexuales, un 3,2% ha enfrentado
acoso sexual en sus familias, y un 2% reportó haber enfrentado violación, un 1,7% planteó
que su pareja le ha obligado a tener relaciones sexuales sin su consentimiento. Por otra parte,
un 48% expresó que le han gritado vulgaridades, un 43,2% ha recibido miradas obscenas y
un 32,5% le han tocado en la calle o en el bus sin autorización.
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CONCLUSIONES
En torno al VIH como enfermedad se presentan metáforas que son utilizadas por las
personas, sin ser cuestionadas, se toman como “verdades”, y son trasmitidas en la sociedad.
Muchas de estas metáforas se centran en un enfoque sobre la guerra, trasladando lenguaje
militar a los escenarios médicos. La utilización de esta forma de comunicación trae consigo
una “carga emocional” para quienes están con una enfermedad y deben enfrentarse a los
tratamientos médicos farmacéuticos, las metáforas usadas referidas a “combates”,
“contraataques”, “ofensivas” entre otras, generan angustia en los pacientes. Es importante
como plantea Sontag (1988) debatir estas concepciones y demostrar respeto por las personas
y sus circunstancias utilizando un lenguaje correcto.
Las personas con VIH son sujetos de discriminación y estigma, dado que en torno a
este virus se han mezclado concepciones que han recriminado a quienes tienen el VIH como
personas con conductas tachables pues se asocia a prácticas sexuales que han sido juzgadas
y estereotipadas en esta sociedad. El estigma como una condición que perjudica a quien lo
“soporta”, como plantea como plantea Goffman (2006), es generado por el temor a ser
contagiado, además se suma el ser relacionado con las conductas o prácticas que no son bien
vistas por esta sociedad como lo son la homosexualidad, el sexo casual o la infidelidad.
El lenguaje tiene implicaciones en cómo las sociedades definen lo que se entiende por
“enfermedad”, “bueno”, “sano”, “bello”, a esto se le suma la “carga emocional” que trae
consigo estas categorías a las personas. El lenguaje debe ser entendido como un sistema de
códigos influenciado por varios idiomas y no puede plantearse que existen categorías
universales, tal como lo asegura Bernández (2008), y es necesario cuestionar su utilización e
implicaciones.
En torno a la juventud como un grupo poblacional, se manifiestan metáforas que
relacionan a esta población con categorías como juventud = cambio, juventud = rebeldía,
juventud = desenfreno, juventud = futuro. Estas metáforas deben ser analizadas para
determinar sus implicaciones, pues se relaciona a las personas jóvenes con un estigma
condicionado a su edad y se les atribuye una “carga emocional”, en la cual se les estereotipa
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como personas en vías de “convertirse en adultos” negándoles tener un papel protagónico en
el presente.
Según los resultados de este estudio, la mayoría de las personas jóvenes del país, no
tienen “conocimiento comprensivo sobre el VIH”, evidenciándose que esta población no
identifica las formas de contagio de esta infección. Se hace evidente que la población joven
requiere de mayor información que les permita identificar mitos sobre el VIH que atentan
contra la verdad de las formas de trasmisión del virus.
Es necesario generar campañas de información sobre VIH dirigidas a las personas
jóvenes, enfatizando en las formas de trasmisión y sobre la prevención del VIH. Las
campañas deben dirigirse a concientizar a la población sobre el respeto que la sociedad debe
tener por las personas con VIH/sida.
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